Tras entregar el cuerpo del motorista Gerardo Dubón (28), sus compañeros de trabajo trasladaron su ataúd por la ruta que durante varios años condujo aquel hombre que desde sus 14 años vivió del transporte.
No fue un simple recorrido, a su paso los vecinos y amigos del sector López Arellano de Choloma salieron para darle el último adiós y lanzar petardos en su honor.
“Gerardo merece una despedida de altura. Fue un hombre que se ganó el corazón de todos porque era un amigo con toda la palabra y estaba siempre apoyando. Fue solidario con todos. Hoy no podemos más que despedirlo con honores”, dijo Mauricio Benítez, compañero de trabajo.
A las 9:00 am, el cadáver de Gerardo Dubón fue ingresado a su vivienda en Trincheras, Choloma, donde su esposa y sobrinas lloraban desconsoladas.
“¿Qué voy a hacer sin ti? Me dejastes desamparada. No quiero vivir si no estás. Dios mío, dame fuerzas”, clamaba la compañera de Gerardo en el velatorio.
A las 3:00 pm fue sepultado en el cementerio general en Choloma. Gerardo no debía trabajar el lunes, el bus que conducía estaba malo, pero su pasión por el trabajo lo llevó a ir ese mortal día.
