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Grupos armados evolucionan en el Bajo Aguán

  • 01 abril 2013 /

Al menos cuatro bandas delictivas operan en Colón y cobran L150,000 por invadir una finca.

Las millonarias ganancias que genera el cultivo de la palma africana, la bonanza de la fértil tierra de esta región y el nivel de ingobernabilidad en la zona, es en esencia lo que mantiene el sangriento conflicto en el Aguán, un inmenso valle al norte de Honduras.

Ver especial: Terror en el Bajo Aguán

La prolongada crisis por la tenencia de tierra ha permitido que al menos cuatro bandas delictivas operen en carretera, caminos y en las fincas.

El coronel German Alfaro, comandante del comando Xatruch, confirmo que esas bandas están identificadas.

“Son grupos que poseen armas de alto calibre y se dedican a ejecutar asaltos, aunque su mejor negocio es invadir fincas”.

El comandante de la Xatruch reveló cuáles son los principales grupos criminales en la zona. Se refirió a la banda del Flaco, que opera en la aldea Panamá de Trujillo, Colón, y es liderada por César Isaac Erazo Euceda, más conocido como el Flaco.

Otra es la banda de Bayron, dirigida por Bayron Ramírez Rossel, que actúa en el sector de Los Leones, Trujillo, Colón.

También está la banda de Marvin, de la cual es cabecilla Marvin Tróchez Zúniga, la cual opera en Rigores, Trujillo, Colón. Además está la banda de Carmelón y la comunidad donde radica se llama Agua Caliente, jurisdicción de la aldea Parma, que pertenece a Sonaguera, Colón. Las autoridades aún investigan las identidades de los miembros de esta banda, especificó el coronel.

La Xatruch es una fuerza de tarea militar que empezó a patrullar a finales del año pasado y su misión es recuperar la paz de la zona.
Peligro desatado

Alfaro también aseguró que tienen otra grave preocupación. “Ademas hay un grupo de sicarios. Este grupo está siendo identificado e investigado y tiene su base de operaciones en una finca conocida del sector, de las asignadas por el Estado a los campesinos y que es responsable de la muerte de campesinos de los cuales hay testigos protegidos para cuando llegue el momento de capturarlos junto con su cabecilla y los encubridores”.

El coronel afirmó que esta información la poseen varias instituciones de seguridad.

“Esta es la información que maneja la Policía y la Fiscalía. Es una banda peligrosa y las autoridades aún los tienen en proceso de identificación. Su zona de acción está en Sonaguera, Colón”, informó Alfaro. Además el coronel dio a conocer cómo están operando estos grupos delictivos en la zona.

“Lo que hacen es tomarse por la fuerza las fincas con sus potentes armas, ya que los guardias solo tienen escopetas mientras que los delincuentes andan con AK-47, por lo que pueden dispararle a alguien a gran distancia.

Luego de invadir la finca lo que hacen es dejarla a disposición de los campesinos, que son quienes saben cómo cortar y sacar la fruta y además tienen la cantidad de gente necesaria para hacerlo. Una vez que la fruta de la palma africana es vendida, los delincuentes les cobran a los campesinos 150,000 lempiras por la invasión y así hacen su negocio”.
Precio de “gallo muerto”

El comandante de Xatruch detalló cómo se negocia con la fruta robada. “Hay una relación entre grupos armados y algunos campesinos sin tierra para producir.

Después de la invasión que hacen delincuentes a la finca, los campesinos sacan la fruta de la palma africana y esta se vende a precio mucho más barato del normal, pues como no les costó, venderla a cualquier precio es ganancia.

Una tonelada de fruta de palma africana la venden a unos cuatro mil lempiras. Un solo camión transporta hasta 15 toneladas, y ahí ya son 60,000 lempiras, así que eso da una idea de cuánto sacan y por qué lo hacen”.

Alfaro indicó que las procesadoras a veces deben comprar el producto que les han robado de sus propias tierras. Los propietarios de diferentes fincas en el Valle del Aguán afirmaron que se ven afectados por los irrespetos a la propiedad privada que se dan en la zona y negaron tener alguna relación con grupos armados, como señalan algunos dirigentes campesinos.

Respuesta campesina

Julian Hernández, presidente del Movimiento Auténtico Reinvindicador Campesino del Aguán (Marca), negó que exista relación entre campesinos y grupos armados o delictivos.

“Los campesinos es mentira que pelearemos con armas ni con nada que se parezca. Peleamos con documentación, no con armas. Los enfrentamientos armados son originados por gente que realmente no son campesinos, sino personas que siempre han querido sembrar el caos en este lugar. No tengo directamente conocimiento de quiénes serán”. Hernández señaló que el descontrol impera en el Aguán. “La situación en el Bajo Aguán está totalmente descompuesta, se dan asaltos, pero muchas veces son los mismos guardias que tienen los propios empresarios. Aquí no hay campesinos armados.

Hace poco los mismos miembros de una empresa de seguridad se tomaron la finca que cuidaban. La Policía y el Ejército se dan cuenta de esto”.

Sin embargo, aparte de estos problemas en las fincas, el presidente de Marca dijo que es una realidad que existen grupos delictivos trabajando en la zona.

“Hay que hablar lo que es. Sí hay bandas que están operando en la zona. Esto a quien más perjudica es al campesino que trabaja en sus fincas y no tiene necesidad de andar robando, porque al menos tienen su sueldito para comer.

Las bandas asaltan camiones repartidores de la fruta, a personas, etcétera”.

Vitalino Álvarez, secretario de relaciones públicas del Movimiento Unificado Campesino del Aguán (Muca), afirmó que no es cierto que haya relación alguna entre campesinos y bandas de delincuentes o grupos armados.

El vocero de Muca agregó que “estos grupos armados son guardias a quienes no les pagan sus derechos y se dedican a robar fruta de las fincas de los terratenientes”. El dirigente campesino también afirmó que hay una iniciativa para matar a líderes campesinos. Según Álvarez, hay una campaña de desprestigio contra los campesinos.

“Hay una persecución y campaña negativa en contra de nosotros impuesta por el coronel Alfaro”. Las versiones de campesinos, militares y empresarios siguen siendo encontradas, lo que sí es cierto es que en el Aguán impera la tensión y la ley de las balas, ante la parsimonia, desinterés y negligencia del Gobierno.