15/04/2024
12:48 AM

Al menos 35 albergues más serán habilitados en San Pedro Sula

Más de 4,000 familias se encuentran en los centros de resguardo de la ciudad

    San Pedro Sula, Honduras.

    Mientras Honduras se prepara para el impacto de la tormenta tropical Iota, autoridades de la zona norte trabajan a toda marcha en un plan de contingencia que ayude a mitigar el impacto del fenómeno natural en esta poblada región del país y que a su vez ayude a prevenir la mayor cantidad de muertes.

    El Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager) presentó ayer una lista de 36 puntos geográficos altamente vulnerables en el valle de Sula con la intención de que los pobladores inicien con la evacuación voluntaria, misma que de no darse tendrá que ser forzada, advirtieron las autoridades.

    Rony Rodríguez, subcomisionado de la Comisión Permanente de Contingencia (Copeco), manifestó que representantes de las diferentes instituciones que conforman Sinager se reunieron ayer para empezar a definir lo que será el plan de trabajo ante la inminente llegada del nuevo ciclón a territorio hondureño.

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    El subcomisionado explicó que trabajan en el mapeo e inspección de los nuevos centros que funcionarán como albergues, al tiempo que informó que en San Pedro Sula serán habilitados al menos 35 refugios más.

    El funcionario señaló que están en pláticas con la Asociación de Pastores para solicitar que más iglesias puedan ser utilizadas como refugios temporales para los evacuados.

    Familias sampedranas y de zonas aledañas llevan más de una semana en los albergues de la ciudad.
    “En este momento tenemos 45 albergues activos, pero la idea es contar con un total de 70 u 80. También tenemos planeado abrir macroalbergues y tiendas de campaña que cuenten con personal de salud, alimentación y los servicios básicos.

    Estamos revisando los nuevos establecimientos para habilitarlos, ya que no queremos que estando la gente ahí tengamos que andar instalando tuberías de agua o reparando el sistema eléctrico. El albergue que se abra es porque va a contar con todo lo necesario”, garantizó Rodríguez.

    Refirió que además de los víveres los centros de resguardo serán dotados con equipos de bioseguridad, pues la pandemia por el covid-19 continúa y es un tema al que se le debe prestar atención para que una vez pasada la emergencia no haya un rebrote de infectados.

    Necesidades de los albergues

    Más de 4,000 familias se encuentran en los albergues sampedranos, la mayoría con personas procedentes de la Rivera Hernández, Chamelecón, Céleo Gonzales y algunas comunidades de La Lima.

    Orlando Linares, coordinador del albergue de la escuela Alaniz Lagos, detalló que en el centro hay 98 familias, unas 400 personas; entre ellas, mujeres embarazadas y un número considerable de adultos mayores.

    “Estamos tratando de suministrarles lo necesario: comida, agua y vestimenta. La idea es instalarles una cocina para que ellos preparen sus alimentos; además, conformamos un comité que mantenga el orden para asegurar que las ayudas que vengan sean recibidas por todos”, afirmó Linares.

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    Diany Vega, miembro del comité de servicio de la iglesia Dios es Amor, que funciona como albergue, puntualizó que al inicio de la emergencia en el lugar fueron alojadas 114 familias; pero algunas decidieron recientemente volver a sus viviendas.

    Hizo un llamado a las personas que tengan voluntad de apoyar para que ayuden con la donación de colchonetas, productos de higiene personal y víveres para bebés, ya que hay gran necesidad de estos recursos.

    Perdieron todo, menos su vida

    El matrimonio de doña Josefina Rivas y Óscar Medina es parte de las 98 familias que están en el albergues de la escuela Alaniz Lagos, su historia es la misma que la de muchas personas que perdieron todo por las inundaciones provocadas por Eta.

    A su lado están sus cuatro hijos: Dennis (11), Blanca (13), Darwin (16) y María del Carmen (18). Josefina da gracias a Dios porque aunque perdieron todas sus pertenencias materiales logró salir con vida junto con toda su familia, aunque relató que poder escapar de su casa ubicada en Asentimientos Humanos fue una odisea.

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    “Eran como las 6:00 am, yo estaba durmiendo cuando de repente escuché la bulla de que se estaba llenando la colonia. Cuando menos acordé ya tenía el agua por las rodillas. Como pude salí, pero a mis hijos no les dio tiempo, entonces se quedaron en la terraza de una vecina, ahí estuvieron sin comer ni beber nada por dos días, hasta que una lancha los rescató y los trajo aquí”, relató Josefina.

    Contó que apenas pudo salvar los documentos personales y la ropa que llevaba puesta, pero el resto de sus muebles y electrodomésticos quedaron sumergidos en el agua.

    Josefina, su esposo e hijos no ven la hora de regresar a su casa para comenzar la labor de limpieza, rescatar lo que queda de sus pertenencias y retomar la normalidad de sus vidas.

    Llegada la noche, esta familia extiende unas cuantas sábanas en el piso de una de las galeras de la escuela, las cuales utilizan como camas y otras las envuelven para usar como almohadas, pues en el sitio hay carencia de colchonetas.