Marcía Facussé: 'Me siento joven, llena de energía y amor'

Desde pequeña fue vanidosa y coqueta, por ello logró ser modelo durante su adolescencia. Estuvo casada por más de 29 años y hasta hoy es más conocida como Marcia Villeda. Ese apellido que tuvo de casada ella lo considera “una marca política”.

Fue diputada y hoy ocupa una de las regidurías de la alcaldía capitalina por el Partido Liberal. Ella es de ascendencia árabe y reveló cómo fue su educación en el hogar.

Bueno, ese apellido (Villeda) ha sido una marca política, pero ha encerrado muchas responsabilidades y compromisos. Soy tenaz, perseverante y con mucha energía para todo lo que hago. Siempre trato de extender una mano a todos aquellos que me buscan.

Marcia Villeda quedó atrás, ahora soy Marcia Facussé, pues me divorcié hace tres años; pero es difícil desaparecer el apellido Villeda, que ha sido visto como una marca emblemática.

Yo tengo una extraordinaria relación porque nunca vamos a romper el vínculo de ser padres. Hablamos todos los días, tomamos decisiones sobre nuestros hijos, aunque ellos ya están grandes; él se ha convertido en mi mejor amigo. Yo aconsejo a aquellas parejas que tienen la intención de separarse que hagan todos los intentos o agoten instancias para salvar la relación; si no se puede, que se separen en paz y mantengan la armonía en su familia.

Sí, claro, me siento joven y llena de energía y amor. Creo que estoy en una época en donde maduramente sé lo que quiero y deseo corregir los errores que cometí en el pasado para que en una segunda oportunidad, si me la da Dios, vivir una felicidad más plena.

Ellos se divorciaron, pero no nos faltó amor. Me crie con mi padre, y viniendo de una familia de árabes no era usual ver a una pareja separada. Mi papá, aun después de divorciado, estuvo pendiente de mi mamá; él era 30 años mayor que ella. Creo que con esas diferencias de edades el matrimonio no iba a durar para siempre.

Yo vivía con mi abuela. Ella me enseñó que yo no podía sentarme a una mesa sin antes servirle a los demás. Siempre estaba primero el beneficio de otros antes de los intereses propios, por eso yo desarrollé esa capacidad de servicio hacia a los demás.

Fue un poco diferente a la de mis compañeras y amigos. A mi hermano le tocaba cuidar de mi papá y a mí cuidar de toda la casa, tenía 13 años y yo iba a comprar al supermercado. Sin embargo, mi papá le otorgaba más derechos a mi hermano. Si yo iba al cine, tenía que ir acompañada de mi hermano. Mi padre era muy controlador y celoso, decía que una niña no podía estar fuera de la casa después de la 9:00 de la noche.

Me casé a los 18 años y ha sido mi único matrimonio. Mi primer novio lo tuve a los 15 años en la escuela; él ya murió, pero éramos novios de agarrar la mano, no le di un beso. Eso fue a escondidas porque si no me hubieran “trasquilado”. Luego, entré en un proceso de rebeldía, ya no quería estar tan sometida, eso ayudó a que mi papá me diera un poco más de libertad.

Tuve varios novios, pero no pasaba de agarrarlos de las manos. Ya a los 17 años me dieron mi primer beso. Tuve muchos admiradores, ya que era muy popular en la escuela, siempre fui muy coqueta y vanidosa.

Fui modelo. De hecho fui modelo de Salvador Nasralla cuando había una tienda que se llamaba Chicas y él era el coordinador y presentador de las modelos. Es Salvador Nasralla quien a mí me entrena para ser presentadora de televisión, y trabajó mucho conmigo. Modelé para Miguel Chong, diseñadores locales y en eventos de beneficio para centros que se dedicaban al cuidado de niños.

Me gusta el espacio en donde estoy ahora, que es la alcaldía, siento que desde ahí puedo ayudar a más gente y he podido desarrollar mis proyectos sociales. Aquí siento que cierro esos círculos que no lograba desde el Congreso porque este poder es netamente político, pero eso no significa que no pueda un día llegar de nuevo a legislar.

Estamos evaluando y consultando con algunos líderes de base a quienes me debo, siento que tienen derecho a opinar adónde les sirvo más. Luego tengo que esperar a que salga un candidato a la presidencia y así hacer un análisis integral de toda la situación política.

Hemos escuchado varios nombres, y creo que todos son liberales de altura. Lo que resalto es que hay personas que aún creen en el partido y no han abandonado el barco.

Siento que la labor que hemos estado haciendo en la alcaldía, como ayudar a las familias, no tiene tanta exposición como la controversia que se maneja en el Congreso. Pero a nadie le interesa saber si se pusieron techos, pisos, si entregué una beca, un kit escolar, puesto que en los medios es lo que llamamos “churros”.

Lo veo luchando para solventar problemas internos; veo todavía a un Partido Liberal, lo preocupante sería que ya no existiera. Cada vez que alguien flamea una bandera rojo, blanco y rojo levanta emociones. Sé que hemos perdido muchos seguidores, pero tengo la esperanza de que podremos levantar esa percepción, que está un poco caída.

Apoyo a Tito Asfura y su gestión porque me considero parte de ella, porque trabajamos en grupo y no existe sectarismo político. Aunque creo que se está trabajando en infraestructura y no se está atendiendo la parte social de la capital, que es muy importante.

Apoyo mucho los proyectos en barrios y colonias para evitar que jóvenes caigan en maras. También me he dedicado a dar becas y kits educativos y entrego bolsas solidarias a madres solteras; pero mi proyecto más grande es el desarrollo de las microempresas.