26/04/2024
08:25 PM

Escuela Luces de El Merendón será la más grande de su sector

San Pedro Sula, Honduras.

Menos de 20 días faltan para que la construcción de la escuela Luces de El Merendón, en el sector de Las Crucitas, esté lista para albergar a sus estudiantes, informaron los encargados de la obra. Después de ser la más pequeña y desprotegida de la zona, se convertirá en la más grande, dicen los padres de familia.

Desde inicios de abril, los trabajadores de las fundaciones Merendón, Cepudo y Cervecería no han parado la tarea de reconstruir el centro que se sostenía con frágiles columnas de maderas consumida por la polilla y con techo oxidado que provocaba problemas para los menores en época de calor y lluvia.

LA PRENSA dio a conocer el pasado 5 de marzo las condiciones en que se encontraba este y otros centros más en el sector sur de El Merendón y la respuesta de apoyo por parte de la Secretaría de Educación y las organizaciones antes mencionadas no se hizo esperar. Ayer regresamos al lugar para conocer el avance de la construcción y nos sorprendió que será más grande de lo imaginado.

FOTOS: Así recibían clases en El Merendón

Foto: La Prensa

Este era el estado del centro educativo cuando LA PRENSA lo visitó a principios de marzo.
Entusiasmo

En los pobladores hay emoción. Algunos padres hasta lagrimean cuando ven la obra casi terminada, pues siempre soñaron una escuela de esa talla cuando eran pequeños. Habían tocado muchas puertas en busca de ayuda, pero solo una se abrió para donar bloques en su momento.

Las estructuras antiguas de la escuela tenían una longitud de 11 metros de largo por tres de ancho, mientras que la que se está construyendo tiene aproximadamente 28 metros de largo por ocho de ancho, es decir, tres veces más grande. El centro contará con tres aulas, una sala para cocina y un dormitorio para su director unidocente, Jorge Bustillo. Además, tendrá seis sanitarios completamente nuevos para niñas y varones por separado.

Los menores siguen recibiendo clases bajo una lona al par de una casa ubicada unos metros abajo de donde se erige la obra. Cada vez que los niños observan a los albañiles trabajando su profesor les recuerda: “Niños, sigamos aprendiendo, que tendremos una recompensa”. Junto con los obreros pagados por las fundaciones hay otras 25 personas de Las Crucitas trabajando ad honorem.

“Tenemos las manos llagadas y la piel quemada, pero con gran satisfacción porque hubo personas que nos prometieron una escuela y lo están cumpliendo. Estamos comprometidos a que nuestros hijos estudien permanentemente y más niños vuelvan a educarse”, dijo Marco Alvarenga, uno de los voluntarios.