San Pedro Sula, Honduras.
La sala de hospitalización pediátrica del hospital Mario Catarino Rivas es una de las áreas de ese centro asistencial donde se trabaja “con las uñas” por la falta de insumos, espacio y otros factores.
Pese a que diciembre es considerado un mes bajo en las salas de atención infantil, este año ha sido lo contrario. Actualmente, hay 80 niños hospitalizados y 15 de ellos necesitan un ventilador especial para oxígeno, de los que solo hay 11 y las madres de cuatro niños con ayuda de las enfermeras deben proveer el oxígeno a sus hijos con bombas manuales.
Elba Campos, jefa de la sala de Pediatría, manifestó que son muchas las carencias que se tienen, pero siempre se busca darle respuesta a los pacientes.
“No es que no se quiera estar bien, es que no hay forma de hacerlo. Se suponía que en esta época disminuye la cantidad de niños, pero no ha sido así. Hay una organización que tenía la intención de ayudarnos a acondicionar el área de cuidados intensivos, pero las salas están llenas y no se puede trabajar así”.
Otras carencias de la sala son la falta de monitores, bombas de infusión, espacio, profesionales de enfermería y más personal.
Además, se necesita un servicio de nutrición y una cocina para los niños.
“En las salas de Pediatría es indispensable el área de nutrición, donde se le brinde al niño el alimento adecuado de acuerdo a su condición. No hablamos solo de niños desnutridos. Son también infantes que son obesos o diabéticos y sus alimentos deben ser distintos. Por ejemplo, hay una niña con gastroenteritis comiendo frijoles fritos con chorizo, eso no debería ser así bajo ninguna circunstancia”, expresó Luis Enrique Jovel, gastroenterólogo del hospital.
También falta un medicamento llamado nutrición parenteral, que aporta al paciente por vía intravenosa los nutrientes básicos que necesita. El costo diario asciende a unos L2 mil y no todos tienen la capacidad de adquirirlos.
La sala de hospitalización pediátrica del hospital Mario Catarino Rivas es una de las áreas de ese centro asistencial donde se trabaja “con las uñas” por la falta de insumos, espacio y otros factores.
Pese a que diciembre es considerado un mes bajo en las salas de atención infantil, este año ha sido lo contrario. Actualmente, hay 80 niños hospitalizados y 15 de ellos necesitan un ventilador especial para oxígeno, de los que solo hay 11 y las madres de cuatro niños con ayuda de las enfermeras deben proveer el oxígeno a sus hijos con bombas manuales.
Elba Campos, jefa de la sala de Pediatría, manifestó que son muchas las carencias que se tienen, pero siempre se busca darle respuesta a los pacientes.
“No es que no se quiera estar bien, es que no hay forma de hacerlo. Se suponía que en esta época disminuye la cantidad de niños, pero no ha sido así. Hay una organización que tenía la intención de ayudarnos a acondicionar el área de cuidados intensivos, pero las salas están llenas y no se puede trabajar así”.
Otras carencias de la sala son la falta de monitores, bombas de infusión, espacio, profesionales de enfermería y más personal.
Además, se necesita un servicio de nutrición y una cocina para los niños.
“En las salas de Pediatría es indispensable el área de nutrición, donde se le brinde al niño el alimento adecuado de acuerdo a su condición. No hablamos solo de niños desnutridos. Son también infantes que son obesos o diabéticos y sus alimentos deben ser distintos. Por ejemplo, hay una niña con gastroenteritis comiendo frijoles fritos con chorizo, eso no debería ser así bajo ninguna circunstancia”, expresó Luis Enrique Jovel, gastroenterólogo del hospital.
También falta un medicamento llamado nutrición parenteral, que aporta al paciente por vía intravenosa los nutrientes básicos que necesita. El costo diario asciende a unos L2 mil y no todos tienen la capacidad de adquirirlos.
