Guadalupe Escobar no retrocedió luego de la muerte de su esposo Martín Carranza, siguió adelante sin importar los obstáculos y con un único fin, luchar por sus tres hijos.
Ella reside en la colonia San José, muy cerca del extinto centro penal sampedrano. Allí vende pollo con tajadas y coyoles con miel, la especialidad de la casa.
'Tengo más de 32 años de dedicarme a vender comida y ahora mis hijos que ya están grandes son quienes me ayudan', comentó la emprendedora mujer de la tercera edad.
Para apoyarlos Puede llamarlos al 9843-6939
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'Durante la semana pasamos entre la 14 y 15 calle, 10 y 11 avenida de la colonia San José, vendemos pollo asado entero a 130 lempiras y por piezas a 50 y 60 lempiras. También prepararamos coyoles con miel a 40 lempiras', dijo mientras sonreía esta mujer trabajadora.
$on ejemplo de emprendimiento y su sonrisa siempre está presente al momento de vender, una forma grata de atender a sus clientes. Foto: Amílcar Izaguirre.
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Comer es una necesidad básica del ser humano, pero la realidad en Honduras es que millones de personas se despiertan cada día con la angustia y la impotencia de no saber si podrán alimentarse, pues son prisioneros de un verdugo silencioso: la pobreza. Sin embargo, para doña Guadalupe no hay excusas y no existen limitantes, todas las mañanas mira en la ventana de su casa una luz de esperanza para seguir subsistiendo y buscando la oportunidad de tener en el futuro una empresa consolidada.
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Pareciera que en esta familia el emprendimiento se encuentra en la venas, doña Guadalupe les ha podido heredar a sus tres hijos el deseo por el trabajo, ganarse el dinero de forma honrada y demuestra que no hay motivo que valga para no superarse. Es una mujer muy oficiosa, viste muy sencilla, pero con su sonrisa contagia y atrapa a todos sus clientes. Ya es bastante conocida en el negocio y la comida que prepara es deliciosa.
Doña Guadalupe posee un elevado espíritu de emprendimiento. Foto: Amílcar Izaguirre.
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