25/04/2024
06:55 PM

La palma aceitera devora más bosques de Honduras

LA PRENSA constató que más hectáreas de zonas protegidas han sido arrasadas por los cultivos de palma.

San Pedro Sula, Honduras.

Empujados por la bonanza económica, grandes y pequeños productores de palma aceitera continúan arrasando sin misericordia los bosques y eliminando la vida silvestre en cuatro reservas biológicas que son fuentes de agua para Atlántida y Yoro.

La Ley Forestal, Áreas Protegidas y Vida Silvestre prohíbe la utilización de terrenos de vocación forestal, con pendientes de hasta 30 grados para fines agrícolas. Pero los palmeros se imponen y destrozan la vegetación en el Parque Nacional Jeannette Kawas, Parque Nacional Punta Izopo, Refugio de Vida Silvestre Cuero y Salado (Atlántida) y la cordillera Mico Quemado (Yoro).


En abril de 2016, LA PRENSA publicó dos reportajes, en dos días consecutivos, que advertían la expansión de la palma en las zonas núcleo (áreas sagradas) en el Jeannette Kawas y Punta Izopo, ubicados en Tela, Atlántida.

En abril de 2016, el Congreso Nacional decretó a Mico Quemado como zona protegida, pero la palma aceitera sigue desplazando el bosque.
La semana anterior, a más de un año de la publicación, los periodistas de LA PRENSA recorrieron estos refugios y constataron que existen nuevas plantaciones y, además, observaron zonas deforestadas listas para entrar en el proceso de cultivo.

Aunque esto es del conocimiento del Gobierno, hasta ahora, ninguna autoridad ha sido capaz de frenar el avance de la palma en esos pulmones naturales que comienzan a ser escenarios de muertes de animales en peligro de extinción.

Nelbin Bustamante, coordinador de protección del parque Jeannette Kawas, califica la expansión de la palma como “un fenómeno grave” para todos los habitantes de Honduras que, el año anterior, comenzaron a sufrir por la escasez de agua.

“En 1994, cuando decretaron el parque como área protegida, había una cobertura de palma de 5% de toda el área terrestre; en 2005 llegó al 11% y en 2016 llegó al 20%”, explicó.

Nuevas plantaciones de palma aceitera en las zonas de amortiguamiento y núcleo del parque Jeannette Kawas.
En la zona de amortiguamiento y zona núcleo de ese parque, productores con mayor capacidad económica han abierto canales de drenaje para evacuar el agua de los humedales con la intención de ganar terreno.

El agua la trasladan por canales kilométricos y la vierten en el Canal Martínez (construido por la Tela Railroad Company en la década de 1950), el cual se conecta con el Río Tinto.

La fundación ambientalista Prolansate (Protección de Lancetilla, Punta Sal y Texsiguat) ha confirmado que los productores , una vez que evacuan el agua de los humedales de agua dulce, eliminan árboles (de las especies zapotón y sangre) y en su lugar cultivan palma.

En los humedales de agua salada, próximos al mar y a la laguna Los Micos, los palmeros devastan los manglares que son áreas de transición entre un ecosistema terrestre y acuático.

La Cordillera Mico Quemado es fuente de agua de tres municipios de Yoro.
El Jeannette Kawas está consignado en la lista Ramsar de humedales de relevancia mundial (aprobada en la ciudad de Ramsar, Irán) en 1971 como instrumento de la Convención relativa a los humedales de importancia internacional, especialmente como hábitat de aves acuáticas.

“Con estas acciones, la palma pone en riesgo la seguridad alimentaria, afecta la función ecosistémica de los humedales, daña los arrecifes del Mar Caribe, reduce las producciones de peces, los habitantes de las comunidades no tendrán agua para beber en el futuro”, advierte Bustamante.

Punta Izopo, otro de los parques de Tela inluido en la lista Ramsar de humedales de relevancia mundiales, también pierde bosque y vida silvestre.

El 6 de julio, ambientalistas de Prolansate encontraron varios centenares de peces muertos en la laguna Los Micos y al día siguiente un manatí sin vida en Playa Bonita, cerca del casco urbano.

Queman bosque para cultivar palma, confirma esta fotografía tomada el martes en el Jeannete Kawas.
A finales del año anterior, miembros de la Fundación Cuero y Salado (Fucsa) encontraron a otro de estos mamíferos marinos muerto en las playas de ese refugio, situado en el oeste de la ciudad de La Ceiba.

“La palma aceitera está afectando a todas las áreas protegidas y no hay nadie que lo evite. Realmente, esto es preocupante”, considera Ivania Argueta, presidenta de Fucsa.

El Refugio de Vida Silvestre Cuero y Salado, donde han avistado jaguares, está perdiendo bosque.

Igualmente, la Coordillera Mico Quemado, que cruza el departamento de Yoro, presenta en este momento extensas zonas de plantaciones de palma que no superan los dos años.

Periodistas de LA PRENSA han constatado que los productores han deforestado más retazos de montaña para ocuparlos con este nuevo monocultivo que se ha vuelto una moda en los países tropicales en vías de desarrollo.

El desplazamiento del bosque por plantaciones de Elaeis guineensis es gestado por productores pese a que el Congreso Nacional declaró, en abril de 2016, a Mico Quemado como refugio de vida silvestre y zona productora de agua para los municipios de Santa Rita, El Negrito y El Progreso.

En abril de 2016, Diario LA PRENSA publicó dos reportajes sobre la expansión de los cultivos de palma en zonas protegidas de Tela (parque Jeannete Kawas y Punta Izopo).
Reacción

Desde el punto de vista de la Asociación Industrial de Palma Aceitera de Honduras (Aipah) estas “noticias no están haciendo nada positivo”.

“Todo cultivo, tanto el arroz, como el frijol, el maíz, la palma y la caña genera un impacto en el ambiente, pero siempre se mitiga. Usted sabe que muchos campesinos por ignorancia hacen cultivos no adecuados”, según Claudia Amaya, directora ejecutiva de Aipah, durante una entrevista telefónica.

Amaya, de manera airada, expresó: “Usted no tiene idea de cuánta gente se beneficia y genera prosperidad y se educa y salen de la pobreza gracias al cultivo de la palma como cualquier otro tipo de cultivo”.

A criterio de esta ejecutiva, “ LA PRENSA, con esas noticias, no está haciendo nada positivo. Esto no quiere decir que no hay problemas en el ambiente por ciertos cultivos, verdad, como cualquier otro cultivo”.

“Yo no sé por qué siempre LA PRENSA agarra siempre las noticias... dele que dele, que dele, sin hacer una parte de nosotros como defensa (...)”, criticó.

En América Latina, según el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB), el cultivo de la palma aceitera ha sustituido en un 40% a los bosques tropicales y en un 32% a pastos naturales y cultivos de granos básicos, lo que es grave porque “genera consecuencias devastadoras convirtiendo grandes hectáreas de tierras en infértiles y, en algunos casos, inutilizables”.