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Fallece el sacerdote Antonio Quetglas dejando un gran legado

  • 12 junio 2017 /

El padre Quetglas falleció este lunes en Tegucigalpa.

San Pedro Sula, Honduras.

La feligresía católica de Honduras está de luto. El padre Antonio Quetglas, vicario de la iglesia Medalla Milagrosa, falleció este lunes en Tegucigalpa, capital de Honduras.

Los restos del padre Quetglas comenzarán a velarse a partir de la 1:00 de la tarde en la Milagrosa y mañana a las 10:00 am celebrarán una misa, seguidamente su cuerpo será llevado hasta la cripta de la Basílica de Suyapa donde será sepultado.

El sacerdote de 86 años era muy querido por la enorme labor que desempeñó por más de 22 años al frente de la fundación Obras Sociales Vicentinas (Osovi) donde llegó en 1995. También estuvo como director de la Casa del Niño y de la Niña.

Por amor a los niños siempre estaba en procura de ayuda para sacarlos del abandono y darles la vida digna que ahora muchos tienen.

El siervo de Dios fue un hombre que entregó su vida a servir a los más necesitados de Honduras y contribuyó al desarrollo integral de miles de personas.

Una de las cosas que siempre recalcó a los católicos era educar a los jóvenes para que cumplieran bien las leyes de Dios y criarlos desde pequeños en el camino cristiano.

Foto: La Prensa

Ayudar a los demás, sobre todo a los niños, le apasionaba al padre Quetglas.
Sobre su vida

El padre Antonio Quetglas nació en Santa Eugenia, España, en 1931. Después de muchos años de estudio y preparación se ordenó como sacerdote.

La vivencia de su familia como hogar cristiano inspiró su vida e idealizó su entrega a la persona de San Vicente de Paúl, fundador de la congregación de la misión al ingresar a los 13 años, en 1944, a la escuela Apostólica de Palma de Mallorca.

Desde su llegada a Honduras, el 27 de julio de 1963, el padre Antonio realizó una extraordinaria actividad y entrega, que queda reflejada en la construcción de unas 10 capillas y un comedor infantil, su labor llegó hasta Jutiapa en donde construyó un comedor infantil, y una escuela de artes y oficios para atención a los mas pobres.

Durante estuvo saludable, completó su labor ministerial con la obra pastoral espiritual, en sus constantes visitas a las comunidades de pueblos y aldeas motivando a muchos al compromiso de servicio a los demás.



Su dedicación, su bondad y su impulso han servido de inspiración. Su mano y su obra tocaron no solo a enfermos de males físicos, sino también ha impulsado la rehabilitación de otro tipo de males como el alcohol.

El padre Antonio por años contagió con su labor desde la Arquidiócesis de Tegucigalpa, a empresarios y laicos que lo apoyaron y que han tomado su accionar y su mensaje como objetivo de vida, y ejemplo a seguir.

Inspirados en su labor, cada año se nomina a personas que realizan actos de caridad para entregarles el premio Quetglas.

El premio en su honor tiene dos finalidades: reconocer su trayectoria de servicio pastoral y humanitario e incentivar a otros a que tomen su legado.