26/04/2024
06:44 PM

Municipio de Santa Ana también sufre por la tragedia

Eduardo Enrique Navas y su mamá María Mercedes Bautista fueron enterrados ayer. En la capitalina colonia Miraflores sepultaron ayer a Mirian Martínez, una devota religiosa.

    Tegucigalpa, Honduras.

    Una familia sufre por partida triple la tragedia en el kilómetro 10 de la carretera al sur del país.

    Cuando terminaban de asimilar la muerte de dos miembros de su familia y se preparaban para sus sepelios, un nuevo dolor se sumó.

    Heydi Odeli Navas Bautista se convirtió en la víctima 24 del fatídico choque.

    Las graves heridas que sufrió le impidieron ganarle la batalla a la muerte que ya había llenado de dolor su hogar.

    El domingo, su hermano Eduardo Enrique Navas Bautista y su madre María Mercedes Bautista habían fallecido en la horrorosa escena que tuvo lugar en la salida al sur de la capital. Solo la niña de seis años, hija de Heidy, sobrevivió de milagro.

    Los cuatro habían llegado desde tempranas horas a la ciudad procedentes de la aldea La Ciénega, en el municipio de Santa Ana.

    Realizaron sus compras en un supermercado del sur de la capital y cuando ya habían terminado sus diligencias se dirigieron hasta la estación de buses en la colonia Loarque, pensando en el regreso para su casa.

    En la colonia Miraflores le dieron el último adiós a la señora Gladys Martínez, una reconocida católica.
    Esperaron por unos minutos uno de los buses de la ruta Santa Ana-Tegucigalpa, pero nunca avistaron ninguna unidad de las que acostumbraban tomar cuando venían a la capital.

    Decidieron que el primer bus con asientos disponibles que pasara y que los acercara a su casa, en ese se subirían, y pasó.

    El bus que salió del Zonal Belén de la ruta San Miguelito-Tegucigalpa se asomaba por la calle principal de Loarque justo a unos metros esperaban atentos los cuatro integrantes de la familia Navas Bautista, al llegar a la estación abordaron el bus sin imaginar lo que minutos después un espíritu de muerte rondaría sus vidas.

    Tenían menos de 15 minutos de haber abordado aquella unidad del transporte interurbano cuando fueron embestidos por la rastra cargada de melones que desencadenó la tragedia.

    La señora María Mercedes y su hijo Eduardo Enrique murieron al instante en el lugar del mortal percance; mientras que la menor de seis años hija del matrimonio entre Domingo Cruz y Heydi Navas fue llevada de emergencias junto con su madre al Hospital Escuela.

    Ayer los restos mortales de madre e hijo fueron sepultados en Santa Ana, Francisco Morazán, en un ambiente de luto y dolor.



    Más dolor

    Mientras tanto, a 30 kilómetros de aquel lugar, el entorno de tristeza era similar.

    En la colonia Miraflores de la capital, familiares y amigos daban el último adiós a la señora Mirian Leticia Martínez Genezzotti (de 63 años), otra de las víctimas del kilómetro 10.

    Como cada uno de los ocupantes de este bus que partió desde Comayagüela tiene una historia peculiar.

    Religiosamente viajaba todos los domingos hasta la fría comunidad de Cerro de Hula, al sur de la capital, en compañía de su hermana Gladys Martínez, a una reunión religiosa.

    Los planes cambiaron de manera inusitada en la rutina dominical de las dos hermanas.

    Gladys contó lo que pasó un día antes del fatídico domingo.

    “El sábado que la llamé le pregunté que si iba a ir conmigo al Cerro de Hula, me dijo: sí, no te preocupes, me va a ir a llevar mi hija Enma”. Esa fue la razón por la que las hermanas no viajaron juntas ese día y, en cambio, Mirian tomó el bus en la estación de Loarque con dirección al Cerro de Hula.

    Con rosas y arreglos florales, familiares y amigos adornaron el féretro de la señora Martínez Genezzotti en la parroquia de la colonia Miraflores de la capital.