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El boliviano que busca sacudir la telefonía móvil

  • 07 agosto 2014 /

El multimillonario Marcelo Claure asumirá las riendas de la estadounidense Sprint con la misión de enderezarla.

Nueva York, Estados Unidos.

El nuevo líder del operador estadounidense de telefonía ce­lular Sprint Corp. no va a pasar desapercibido.
Marcelo Claure, un multimillona­rio boliviano que mide casi dos me­tros, construyó un distribuidor glo­bal de teléfonos celulares de la nada y contrató a Jennifer López para que cantara en la celebración de su cua­dragésimo cumpleaños. Ahora, se mudará de Miami a un suburbio de Kansas City para enderezar el rum­bo de una empresa que cuenta con 38.000 empleados y que ha perdido dinero y clientes durante la mayor parte de los últimos 10 años.

Su desempeño puede determinar si la decisión de Sprint de poner fin a su plan de comprar T-Mobile US Inc. por US$32.000 millones fue una de­cisión inteligente y pragmática o un desastre.

Mientras el presidente de la junta directiva de Sprint, el japonés Ma­sayoshi Son, realizaba una campa­ña inusualmente pública para una fusión que no se había concretado, fuentes cercanas indican que la em­presa trabajaba sigilosamente en un plan de contingencia: mantener la independencia y ubicar y preparar a un presidente ejecutivo capaz de liderar una campaña agresiva para captar clientes.

Son, quien también se desem­peña como presidente ejecutivo de SoftBank Corp., la matriz de Sprint, decidió que Claure es la persona indicada. El empresario boliviano forjó un negocio global con una facturación anual de más de US$10.000 millones y le gusta competir con los grandes grupos que dominan el sector.

Claure conoció a Son hace dos años en Tokio, dijo un vocero. De­bía ser un encuentro fugaz para que Son se familiarizara con el funcio­namiento de Brightstar Corp., la empresa de Claure. Pero a medida que el emprendedor sudamericano empezó a hablar de su programa para comprar y revender teléfonos usados, Son se interesó y persuadió a Claure para que retrasara su vuelo de regreso hasta que ambos acor­daran lanzar un plan de recompra de celulares en Japón. En cuestión de semanas, el negocio ya estaba operando. Meses después —Claure no se olvida de la fecha, 12/12/12 — ambos decidieron unir fuerzas para negociar acuerdos más convenien­tes a la hora de comprar smartpho­nes y tabletas.

Un año después, cuando Claure preparaba la venta total o parcial de Brightstar, Son ofreció comprarla. En enero, SoftBank pagó US$1.300 millones por 57% de Brightstar e ins­taló a Claure en la junta directiva de Sprint. Son se dispone ahora a ad­quirir el resto.

El presidente ejecutivo de Brightstar nunca ha dirigido un operador inalámbrico. Pero debi­do a su cercanía con Son, no pasó mucho tiempo antes de que fuera considerado como “la opción natu­ral” para encabezar Sprint, indicó una fuente.

Claure, que seguía al frente de Brightstar desde su sede en Miami, empezó a viajar a menudo a Over­land Park, el suburbio de Kansas City donde está basada Sprint. Allí, se reunía con los ejecutivos de la compañía y estudiaba sus opera­ciones, planes de negocios y finan­zas. La empresa nunca buscó otros candidatos, dicen fuentes cerca­nas, y Claure asumirá el lunes su nuevo puesto.

No será una tarea fácil. Sprint ha reportado US$46.500 millones en pérdidas en los últimos siete años y en los seis trimestres más recien­tes ha perdido cerca de 2,8 millones de los codiciados clientes con planes postpago.

Claure, de 43 años, estudió eco­nomía y finanzas en Bentley College, en Massachusetts, Estados Unidos. En 1995 compró USA Wireless, un minorista de teléfonos celulares en Boston, y lo convirtió en una cade­na de tiendas de celulares antes de venderlo un año más tarde.

Dos años después de su primera iniciativa, Claure fundó Brightstar, una empresa que distribuye teléfo­nos desde las fábricas a las tiendas de los operadores.

Brightstar se ha convertido en un actor importante en la venta y reven­ta de teléfonos inteligentes. La em­presa tiene un depósito de subastas en Hong Kong donde cientos de per­sonas se reúnen para hacer ofertas por conjuntos de iPhones, Galaxys y otros dispositivos que han sido des­echados en EE.UU., pero que tienen valor en otros mercados. Constru­yó su negocio en América Latina y se expandió rápidamente. Hoy tiene presencia en más de 50 países.

“La mayoría de las personas del mundo no pueden costear un iPho­ne o un Galaxy”, dijo en una ocasión Claure. “Pero una vez que el teléfo­no tiene un día, se vuelve más ba­rato”.

El perfil de Claure se ha elevado de la mano del éxito de su compa­ñía. Es dueño del equipo de fútbol boliviano Bolívar y tiene una alian­za con el ex futbolista inglés David Beckham para fundar un equipo de fútbol profesional en Miami.

Cuando Claure se perfilaba como un buen candidato para diri­gir Sprint, empezaba a quedar claro que era difícil que los reguladores dieran luz verde a la fusión con T-Mobile.

Mientras tanto, durante una con­ferencia telefónica con analistas el 30 de julio, Sprint indicó que la re­estructuración de su red estaba casi completa y que la empresa ensaya­ba nuevos planes de precios de cara a una ofensiva para captar clientes a finales de año. El avance de la red y las credenciales de Claure como candidato viable para la presiden­cia ejecutiva le dieron a la empresa confianza para mantener su inde­pendencia, dicen fuentes cercanas.