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La caída del peso renueva los bríos de la economía colombiana

  • 17 marzo 2014 /

Decenas de trabajadores cortaban de forma apresurada crisantemos, rosas y claveles de los invernaderos para ponerlos en cintas transportadoras.

Colombia, Honduras

En una visita reciente a esta población de las afueras de Bogotá, el cultivo de flores de la empresa RíoFrío rebosaba de actividad.

Decenas de trabajadores cortaban de forma apresurada crisantemos, rosas y claveles de los invernaderos para ponerlos en cintas transportadoras.

En una línea de ensamblaje cubierta y moderna, otros empleados las lavaban, cortaban y empacaban con cuidado para después refrigerarlas en espera de ser exportadas a Estados Unidos por avión.

El alboroto no se debe a que los estadounidenses se hayan vuelto más románticos, sino al dinero puro y duro. El peso colombiano se ha depreciado significativamente frente al dólar, lo que ha abaratado las flores de RíoFrío para los compradores extranjeros.“Nuestro negocio, el de las flores, sufrió mucho debido al peso, y ahora es el mismo peso el que nos va a salvar”, dijo Ricardo González, el gerente general de la empresa.

La firma prepara y vende arreglos florales a cadenas minoristas de EE.UU. como Wal-Mart Sores Inc. RíoFrío registró ventas por US$14 millones en 2013 y prevé un alza en su facturación para este año.

Durante los últimos 12 meses, las monedas de mercados emergentes que van desde Sudáfrica hasta Venezuela se han depreciado frente al dólar, en algunos casos debido a una desaceleración de la economía local y problemas políticos, pero principalmente debido a que la Reserva Federal de EE.UU. empezó a reducir sus compras de bonos en medio de
señales de una recuperación de la economía estadounidense.

En países como Argentina, el desplome de la moneda local ha provocado consternación, preguntas de orgullo nacional y la imposición de estrictas medidas para frenar el declive. Colombia, en cambio, se siente liberada por una caída de 12% en su moneda en los últimos 12 meses, incluyendo una baja de 9% en los últimos cinco meses, tras sufrir por muchos años bajo el yugo de una moneda fuerte.

El peso cerró el lunes a 2.034 frente al dólar. “No nos preocupa la tasa de cambio. Creemos que la actual tasa es un respiro de aire fresco para la economía de Colombia”, dijo en una entrevista Mauricio Cárdenas, ministro de Hacienda
del país, quien resaltó los beneficios del debilitamiento de la moneda sobre las exportaciones, la balanza comercial, la llegada de turistas extranjeros y otros aspectos de la economía.

Cárdenas también restó importancia a los riesgos de inflación asociados a divisas en declive, al señalar que Colombia registró el año pasado la tasa de inflación más baja en décadas, menos de 2%.

Colombia, una economía de unos US$350.000 millones, padeció de un crecimiento lento de alrededor de 3% en el segundo semestre de 2012 y comienzos de 2013, cuando el peso se fortaleció. Pero justo en marzo de 2013,
cuando la moneda empezó su trayectoria descendente, la economía empezó a repuntar, con tasas
de crecimiento cercanas a 5%.

El país sudamericano tiene una de las economías de libre mercado más abiertas de la región y el año pasado fue clasificado en el tercer lugar en América Latina en el Índice de facilidad para hacer negocios que elabora el Banco Mundial, después de Chile y Perú.

Su moneda, que flota libremente, registró grandes ganancias en décadas pasadas conforme el conflicto
armado con la guerrilla se redujo y los precios de las materias primas subieron, particularmente en el sector petrolero.Esto llevó a un alza en la inversión extranjera, hasta convertir a Colombia en el cuarto receptor de dinero
foráneo en América Latina durante la última década.

Los dólares inundaron el país y el peso se fortaleció de 2.893 unidades frente al dólar en marzo de 2003 a menos
de 1.700 en junio de 2008. Durante la escalada del peso los colombianos se jactaban de tener una moneda fuerte, lo que permitió que muchos de ellos pagaran menos para viajar al extranjero.

Pero los colombianos pronto se dieron cuenta de que el alza del peso era una carga para el sector exportador por su costo en empleos y su impacto perjudicial sobre el crecimiento económico.

Los exportadores de café figuraron entre los más afectados debido a que una caída en la producción del grano coincidió con el alza del peso que se encaminaba a nuevos máximos y golpeó por partida doble a un sector del que
dependen unas 560.000 familias

Los caficultores fueron los que promovieron el año pasado una ola de protestas que llamaron la atención sobre la fortaleza del peso hasta convertirlo en uno de los mayores retos del presidente Juan Manuel Santos, candidato a
la reelección en mayo.

Los millones de personas que dependen de los colombianos que viven en el exterior notaron que las remesas recibidas no valían tanto cuando las convertían a pesos. Una moneda más débil también acarrea desventajas. La importación de aparatos electrónicos como tabletas y televisores de pantalla plana se vuelve más
costosa para los consumidores locales.

Andrés Umaña, dueño de una empresa que ofrece excursiones en las montañas que rodean Bogotá, dijo que un peso más débil encarece los viajes al exterior para él y su prometida. “Un peso más débil es beneficioso
para mi negocio, pero de vez en cuando queremos salir del país para ver el resto del mundo”, dijo Umaña, propietario de Andes EcoTours. “Y para eso, necesitamos una moneda fuerte”, señaló.

—Sara Muñoz contribuyó a este artículo.