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La industria del azúcar se pone a dieta en Brasil.

  • 05 septiembre 2014 /

El impacto del cierre de plantas y una menor inversión se sentirá en los precios globales.

Nueva York, Estados Unidos.

La industria del azúcar en Bra­sil está reduciendo su tamaño y los productores esperan que este cambio termine con el exceso de producción que ya lleva años y ha deprimido los precios.

La sobreabundancia de azú­car ha llevado a los procesadores a cerrar decenas de fábricas y a al­gunos agricultores a invertir me­nos en sus cultivos. Las medidas ponen de manifiesto la economía desesperada de la industria nacio­nal del azúcar tras una expansión poco fortuita.

El efecto de los recortes en Bra­sil, que es el mayor productor mun­dial del commodity y representa más de 40% de las exportaciones, aún no se ve reflejado en el merca­do mundial, donde los precios se ubican cerca de mínimos de más de seis meses. No obstante, muchos analistas prevén que el impacto se sienta el próximo año.

Algunos analistas proyectan que la producción global será me­nor a la demanda en la temporada que culmina en septiembre de 2015, lo que pondría fin a cuatro años de exceso de oferta. Rabobank pro­nostica un déficit de 2,5 millones de toneladas, que sería el primero desde 2010. Por su parte, la Orga­nización Internacional del Azúcar (OIA) prevé que se registre el me­nor superávit desde ese año.

Es poco probable que el pano­rama mejore a corto plazo. A nivel global, se prevé que la demanda de azúcar aumente 1,7% este año, según la OIA. La entidad proyecta que la producción global superará la demanda por cuarto año conse­cutivo cuando termine la tempo­rada el 30 de septiembre. En tanto, los futuros han caído cerca de 5% este año.

“Estamos frente a una cose­cha reducida y precios reduci­dos”, dice Michael McDougall, vi­cepresidente sénior y director de la oficina brasileña de la corredora Newedge, con sede en Nueva York. “Eso equivale a un desastre”.

La caída de los precios del azú­car es otro problema para la atri­bulada economía brasileña, que cayó en recesión en el último tri­mestre. El ministro de Hacienda, Guido Mantega, afirmó el viernes que el descenso de los commodi­ties estaba afectado a economías en toda América Latina.

Otro factor que limita la pro­ducción de azúcar es que los ren­dimientos de la caña se han visto afectados debido a la peor sequía en décadas durante un período de cultivo clave este año. La principal región azucarera, en el centro-sur del país, obtendría una cosecha de 545,9 millones de toneladas este año, frente a 597,1 millones el año pasado, indicó Unica, la asocia­ción de la industria brasileña de la caña de azúcar. Su estimación es 9% menor que la previsión del gobierno para esta temporada.

Ante la caída de precios, menos ingenios han estado procesando caña para producir azúcar y etanol esta temporada que en los últimos seis años, dice Plinio Nastari, pre­sidente de la consultora Datagro, de São Paulo.

Desde 2009, 44 ingenios de azúcar han sido cerrados, según Unica. Nastari estimó que 377 operarían este año. Unica sostie­ne que unas 400 operaron el año pasado.

En tanto, los proveedores de caña de azúcar “están ocupándo­se menos de sus campos”, señala Luiz Gustavo Figueiredo, director comercial de Alta Mogiana SA, un procesador de caña con sede en el noreste del estado de São Pau­lo, que depende de cultivadores externos para conseguir cerca de 25% de su suministro.

Los precios actuales del azú­car están por debajo del costo de producción, que según esti­ma Figueiredo es de 1.000 reales (US$447)por tonelada, o unos 21 centavos de dólar por libra, inclui­do el transporte a los puertos de Brasil. El contrato de azúcar sin refinar para octubre cerró el jue­ves a 15,13 centavos por libra en el ICE Futures U.S.

El mercado de futuros está dando señales de que los precios podrían subir pronto. El contrato para marzo de 2015 es unos dos centavos más caro que el de octu­bre de este año, una brecha récord para esos dos futuros, lo que indi­ca que los inversionistas prevén precios más altos para la próxima cosecha. La diferencia asciende a US$2.240 por contrato de 112.000 libras. Los productores de azúcar y las empresas de alimentos usan ese tipo de futuros para proteger­se de la volatilidad del mercado.

“Habrá menos azúcar dispo­nible para el mercado internacio­nal”, afirma Arnaldo Luiz Corrêa, un director de Archer Consulting, en Santos. “Eso debería causar un aumento de los precios”.

Sin embargo, los intentos de Brasil por sostener los precios del azúcar podrían quedar sin efecto por la acción de otros proveedo­res. Tailandia, el segundo mayor exportador de azúcar, podría in­crementar sus envíos ante la me­nor amenaza de problemas climá­ticos a causa de un El Niño más débil, y un magro crecimiento eco­nómico. “La gente se apresurará a vender lo que pueda para obtener dinero”, dice Corrêa.

La cantidad de apuestas rea­lizadas por inversionistas a una caída de los precios del azúcar sin refinar está cerca de un máximo de siete meses. Éstas se centran principalmente en el corto plazo, pero los inversionistas están co­menzando a prestarle atención al balance de oferta y demanda para el año próximo.

Kevin Kerr, presidente de Kerr Commodity Watch, un operador independiente, cuenta que a me­diados de agosto compró opcio­nes que apuestan al alza para el contrato de azúcar sin refinar de marzo. Las opciones le permiten comprar futuros a un precio favo­rable en caso de que su valor siga subiendo. “No nos interesa el co­rretaje a corto plazo. Claramente tenemos mucho azúcar ahora”, sostiene.

Algunos procesadores como Alta Mogiana están complemen­tando sus ingresos con otros productos, como electricidad ge­nerada al quemar caña usada. Su demanda es fuerte debido a que Brasil, que depende de la energía hidráulica, sufre una sequía.
Los procesadores brasileños suelen cultivar parte de la caña que usan y el resto se lo compran a productores independientes. Para ahorrar, algunos agricultores no están plantando caña nueva.

La política energética brasileña es otro factor que desalienta a los procesadores a elevar la produc­ción, ya que usan cerca de la mi­tad de su caña para producir eta­nol. La petrolera estatal Petróleo Brasileiro SA subsidia la gasolina, lo que obliga a los productores de etanol a bajar los precios.