27/04/2024
12:50 AM

El auge constructor en Bolivia, cerca del techo

  • 16 diciembre 2014 /

Inversionistas temen que la demanda quede rezagada frente a la gran oferta de inmuebles.

La Paz, Bolivia.

Bolivia, uno de los países más pobres de América Latina, expe­rimenta un repentino crecimien­to de su economía que también ha provocado un auge en su sector de bienes raíces.

Sin embargo, la expansión en la construcción comienza a preocu­par a algunos inversionistas, que temen que la demanda pudiera no seguirle el ritmo a la oferta, espe­cialmente en momentos en que la industria energética global se des­acelera.

Ingresos récord de la exporta­ción de gas, minerales y granos em­pujaron el crecimiento del Producto Interno Bruto de Bolivia a 6,8% en 2013, uno de los más altos de la re­gión, según el Instituto Nacional de Estadística de Bolivia (INE).
Esto, a su vez, ha contribuido a un aumento de 32% en el gasto de construcción desde 2012, según la Cámara de la Construcción de San­ta Cruz (Cadecocruz).

Las petroleras internaciona­les, incluyendo la española Repsol SA, la francesa Total SA, la rusa Gazprom OAO y la china Sinopec LMTD han abierto sedes en Santa Cruz, un otrora pueblo provincia­no en las llanuras convertido aho­ra en una de las ciudades de mayor crecimiento en América del Sur. El fabricante 3M Co. es uno de los inquilinos de un moderno distrito empresarial conocido como Trián­gulo de Oro, levantado donde an­tes había un terreno lodoso.

Otros proyectos en marcha in­cluyen hoteles y centros comercia­les. Un hotel Marriott se construye al costado de la Torre de la Riviera, un edificio de 122 metros que es el más alto de la ciudad. La torre in­cluye apartamentos residenciales y un centro comercial. Hay planes de añadir otra torre para oficinas.

Muy cerca se ubica el Ventura Mall, un centro comercial que abrió este año y que tiene de inquilinos marcas globales como Hard Rock Cafe y TGI Friday’s. Entre los pro­yectos de condominio planeados están Playa Turquesa, que incluiría un lago artificial, y Golf del Urbo, con 700 inmuebles y un campo de golf profesional.

Desde la cima de Riviera, se lle­gan a ver 15 grúas que participan en los más de 60 proyectos de cons­trucción en marcha en Santa Cruz, según Cadecocruz. De esa cifra, 46 son residenciales, 13 de uso mixto residencial y comercial, cuatro de oficinas y cinco hoteles.

A algunos analistas de banca les preocupa que el mercado no pue­da absorber todas las nuevas cons­trucciones. “Tenemos información insuficiente para cuantificar la de­manda”, dijo Pablo Mendieta, eco­nomista jefe de la Cámara Nacional de Comercio de Bolivia.

Gonzalo Ostria, quien hasta hace poco era el gerente general de Finanzas y Operaciones de Banco Económico, dijo que las institucio­nes financieras estaban inquietas. “Desde el año pasado, los bancos han estado restringiendo sus prés­tamos, por cautela a que el mercado inmobiliario pueda saturarse”.

Banco Unión dice que la tasa de morosidad de préstamos hipoteca­rios ha subido a 1,6% este año, luego de mantenerse en cerca de cero en años previos, cuando el crédito era mucho más limitado.

Según el INE, las autoridades municipales de Bolivia aprobaron 2,7 millones de metros cuadra­dos de nuevas construcciones en 2014, frente a menos de 3,2 millo­nes aprobados en 2012.

“Bolivia se ve afectada por la caída en los precios globales del petróleo y las materias primas”, dijo Nabila Dabdoub, quien sigue el país para Latin America Invest Inc., una firma de gestión de riqueza con sede en Miami. Dabdoub dice que cree que el mercado de bienes raí­ces boliviano ha llegado a su pico.

Santa Cruz, la capital empresa­rial de Bolivia, ha experimentado un auge de su población, la misma que se ha triplicado a casi tres mi­llones de habitantes en los últimos 10 años, según el Censo de 2013. El sueldo mínimo del país, mientras tanto, se ha cuadruplicado en seis años, y el salario promedio ha su­bido 20% desde 2010, según el Mi­nisterio de Trabajo, Empleo y Pre­visión Social. Eso ha creado una nueva clase media en un país donde 52% de las familias no son dueñas de sus viviendas.

Muchos de los proyectos son respaldados por inversionistas locales. Por ejemplo, el hotel Ma­rriott está siendo financiado con un capital de US$15 millones de inversionistas locales así como un préstamo de US$16 millones de la Corporación Financiera Interna­cional, del Banco Mundial, según Carlos Saavedra, uno de sus so­cios bolivianos y ex ministro del gobierno.

Muchos constructores que in­virtieron en las primeras etapas del boom ganaron a manos llenas. Peter Verschuren, quien se con­virtió en constructor después de trabajar en Bolivia como director de finanzas de Royal Dutch Shell, obtuvo US$25 millones de bancos locales para financiar Riviera y dijo que triplicó su inversión cuando entró al mercado, en momentos en que los costos de construcción eran bajos.

“Los problemas de lidiar con la burocracia local valieron la pena”, dijo Verschuren, quien debió espe­rar más de un año para obtener su permiso de construcción.

Pero a medida que crece la eco­nomía, también se disparan los cos­tos. El índice de costo de construc­ción del país subió 23% desde 2011, según el INE, y los costos de mano de obra han crecido casi 60% desde 2010, según Cadecocruz.
Algunos promotores aún ven oportunidades. Abdallah Daher, detrás de la construcción de Ventu­ra Mall, está planeando otro centro comercial que tendría un tamaño cercano a la mitad del de Ventura.

Saavedra, mientras tanto, dice que espera que el crecimiento se mantenga hasta por otros cua­tro años, en los que las reservas de gas de Bolivia deberían seguir siendo suficientes para cumplir con compromisos de exportación a sus principales mercados: Brasil y Argentina.

“Los empresarios de todo el mundo están interesados en el mer­cado subdesarrollado de Bolivia”, aseguró.