Washington, Estados Unidos.
En lo que respecta a creatividad, las organizaciones se parecen mucho a la gente. No tienen ningún problema para generar ideas novedosas potencialmente útiles. En lo que fallan es en convertir esas ideas en innovaciones reales.
Pese a ello, muchos gerentes se quejan de que sus equipos no son lo suficientemente creativos, cuando lo que realmente está faltando es ejecución. Antes de diagnosticar su problema como una falta de nuevas ideas, primero vea si necesita arreglar alguno de los siguientes retos comunes:
TEMOR AL CAMBIO. Dado que la innovación siempre involucra un grado de destrucción creativa, amenaza al “statu quo”. Tal como dijo Peter Drucker: “Si quiere algo nuevo, debe dejar de hacer algo viejo”. Y es probable que tanto las personas como los equipos se resistan a hacerlo.
ENFOCARSE DEMASIADO EN EL CLIENTE: Los clientes no siempre saben lo que quieren, y es tarea suya identificar qué es. O mejor aún, crear usted mismo ese deseo. En palabras de Marshall McLuhan: “La invención es la madre de la necesidad”. Si quiere innovación radical, estará mejor ignorando a los clientes.
FALLA EN LA FORMACIÓN DE EQUIPOS. La idea occidental romántica de que la innovación surge de superestrellas individuales -los llaneros solitarios de la disrupción- es ingenua y contraproducente. Toda innovación resulta de esfuerzos de equipo, y los equipos más innovadores no están compuestos enteramente por gente creativa. Más bien, estos equipos complementan a una o dos mentes creativas con implementadores muy trabajadores.
COMPLACENCIA. Una ley fundamental que subyace en el ciclo de vida de cualquier empresa exitosa es que la innovación lleva al crecimiento, pero el crecimiento inhibe la innovación. Desde Kodak hasta Nokia, de Blockbuster a Borders, el cementerio de las compañías y productos difuntos es el resultado de la conquista de la complacencia sobre el ímpetu y la ambición.
LIDERAZGO INEFICAZ. La innovación finalmente tiene que ver con un liderazgo que vea o cree el futuro antes que los demás. El liderazgo fomenta el emprendimiento, el proceso a través del cual la creatividad se vuelve innovación. Y se requiere liderazgo para aportar a los demás una visión convincente.
Al final, quizá sea buena idea dedicar menos tiempo a producir ideas y más tiempo a establecer las condiciones que posibiliten que algunas ideas se conviertan en productos, servicios y negocios innovadores.
