02/05/2024
05:40 PM

Café de hondureño se vende en tiendas de EUA, Italia y Alemania

Es muy hábil manejando vehículos, cortando café y cargando sacos llenos de grano de hasta cien libras.

San Pedro, Copán, Honduras.

Con una gran sonrisa y mucho entusiasmo, don José Francisco Villeda (48 años) sale todos los días con machete en mano a darle mantenimiento a su finca y, durante el período de corte, a recoger café como cualquier otro de los más de 120,000 cafetaleros que hay en el país. Sin embargo, el esfuerzo que debe hacer para realizar tales tareas es mucho mayor porque solo tiene un brazo.

Don José es muy diestro manejando vehículos, cortando café, cargando sacos llenos de hasta cien libras y realizando todas las actividades de mantenimiento que requiere su finca para poder producir un grano de excelencia.

Pese a su impedimento físico, su espíritu de superación y su amor por la herencia de sus antepasados, cultivar café, ha logrado trascender al mercado extranjero a través de La Cooperativa Cafetalera Capucas Limitada (Cocafcal).

En las imágenes se observan algunas de las actividades diarias que realiza el cafetalero para darle mantenimiento a su finca de tres manzanas.
El aromático especial que produce, en las tres manzanas de finca que posee, se exhibe en escaparates de importantes cafeterías en Nueva York, Estados Unidos, Italia y Alemania. En la presentación de los empaques de café que se comercializan en esos lugares, además de aparecer el nombre de Honduras, figura una foto del caficultor y se destaca el excelente proceso con que cultiva el grano.

“Todo lo que produzco ya está comprado, hay un contrato con los compradores extranjeros”, cuenta a LA PRENSA.

Explica que se llena de mucho orgullo al pensar que lo que con tanto amor cultiva, produce y prepara en su humilde finca de Las Capucas, San Pedro, Copán, deleita el paladar de muchas personas en el exterior.



“Mi sueño es poder algún día visitar algunas de las tiendas donde se comercializa mi grano”, comentó emocionado el emprendedor.

La calidad del grano que cultiva es tan buena que los importadores y tostadores internacionales pagan más de tres dólares por cada libra, un precio mucho mayor al grano que se comercializa normalmente.



Su vida

Gracias a su trabajo, de más de 30 años, ha logrado mantener y educar a sus cuatro hijas, de entre 15 y 24 años, que procreó con su esposa Elda Patricia Rodríguez, a quien considera su brazo izquierdo.

“Ella ha sido mi bastión. Es mi brazo izquierdo, mi complemento. Yo me encargo de todos los trabajos en la finca, y ella, de secar y hacer toda la preparación del grano, ya que un café de calidad debe pasar por varios procesos para resaltar las características que tiene”, dijo con orgullo el caficultor.

Para don José, la clave del éxito es nunca olvidar que la “primera empresa es nuestra propia casa. Es importante involucrar a toda la familia en estos procesos para poder crecer. La caficultura es una pasión que se debe vivir en todos sus procesos”, destaca.



Al consultarle cómo fue que perdió su brazo, un sentimiento de tristeza se asoma en sus ojos al recordar que solo tenía 18 años de vida cuando se enlistó en el Ejército. En una misión recibió un disparo y su miembro se gangrenó, por lo que tuvieron que amputarlo.

Luego de esa etapa vinieron tiempos muy difíciles para don José. “Fue muy duro porque no podía hacer muchas cosas al inicio. La gente me llegó a decir que mi destino era pedir, pero el cultivo que tanto amo, el café, me devolvió la esperanza de vivir”, aseguró el ejemplar cafetalero.