El nuevo gasoducto que partirá de México y llegará a Honduras traerá diversos beneficios para el país centroamericano y sus vecinos, como el impulso a sus industrias, generación de empleos y, sobre todo, el empoderamiento de su sector eléctrico, que no solo generará ganancias para los gobiernos, sino también para la población.
El gasoducto, que transportará gas natural, permitirá exportar el hidrocarburo a los países del Triángulo Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras).
La construcción de esta obra se prevé que iniciará en 2016, para comenzar a operar en 2019. Aunque recientemente Guatemala pasó por una crisis política se espera que el cambio de presidente no afecte los planes del proyecto. “Podría retrasarse porque puede haber autorizaciones y compromisos presidenciales que necesiten ser retomados por el nuevo mandatario. Pero el proyecto no tiene porqué ser cancelado”, opina Miriam Grunstein, académica asociada al México Center de la Rice University de Houston.
La derrama de beneficios que traerá el gasoducto para los países centroamericanos es gigante, ya que puede originar industria, electrificación en zonas rurales, bajas tarifas de luz, generación de empleos e incluso combate a la pobreza y a los daños a la salud, porque en países pobres la gente usa la leña como energético. El gas natural se usa para construir plantas de ciclo combinado, con las cuales se pueden extender las redes de electrificación.