San Pedro Sula, Honduras.
Cinco meses han pasado desde la última vez que el estadio Yankel Rosenthal sirvió como escenario para un partido de Marathón en la Liga Nacional de Honduras. La ausencia del fútbol no le ha venido bien y en la casa de los esmeraldas, la maleza se ha apoderado de la cancha.
Los cambios ya comenzaron, pero hasta la próxima semana se decidirá si habrá restauración.
Los jugadores no pueden ni siquiera entrenarse en el estadio debido al estado de la grama, casi inutilizable. Los entrenamientos esmeraldas se llevan a cabo a pocos metros del inmueble, en la cancha principal de la sede, que está en mejores condiciones.
Los encargados del mantenimiento, machete en mano, tratan de ayudar un poco, pero es notable que el césped tiene un problema de hongo, que cubre el 90% del terreno de juego. Un cambio de césped le vendría bien a la guarida del Monstruo.
Marathón comenzó a construir el estadio en 2004 y la directiva encabezada por el presidente Yankel Rosenthal ha invertido cerca de 90 millones de lempiras. Aún falta erigir los palcos. Hay que destacar que utilizar el estadio para los partidos de local le permite al club tener ahorros considerables.
Rolin Peña, vicepresidente del equipo, reconoce el pésimo estado de la cancha y atribuye a los problemas económicos no haber hecho nada al respecto. Aunque confía en que el Yankel pueda estar listo para la segunda vuelta del torneo Apertura.
“Meteremos mano para tratar de jugar en la segunda vuelta; hubo atrasos, pero en la siguiente tanda queremos jugar en el Yankel. Por falta de dinero se descuidó; tenemos claro eso. La cancha no ha tenido el mantenimiento necesario, pero le daremos lo que necesita”, expresó.
El costo de no jugar en patio propio es elevado, pero, mientras no haya arreglos, Marathón utiliza el Morazán y el Olímpico en sus juegos.
