La disciplina es para todos: padres e hijos

Crear hábitos y disciplina en los hijos no depende sólo de la disposición de niños y niñas, sino de la habilidad de mamá y papá para enseñarles con el ejemplo y de forma amorosa.

  • 06 oct 2015

Redacción. 'Cuando los niños se sienten queridos no dudan en hacer lo que les pides que hagas, los padres deben tener claro que es como una transacción: si ellos les dan amor y cariño a los hijos, ellos van a recibir lo que ellos pidan de sus hijos', asegura Paula Echegaray, psicoterapeuta de familia, pareja e individua.

En esta tarea, que debe iniciar desde el nacimiento del pequeño, se debe echar mano de varios ingredientes más, como enseñar con el ejemplo y ser constantes en la enseñanza de la disciplina.

'Los niños aprenden por imitación, es mucho más fuerte lo que observan y lo que ven que se repite día a día en su casa, que lo que les dicen que tiene que ser. Los mismos papás tienen que cumplir con los hábitos y límites', abunda la psicoterapeuta.

Si se pide a los niños levantarse temprano, no decir mentiras, no comer ciertas cosas antes de la comida, lavarse los dientes, ayudar en casa, todos los habitantes de la casa lo deben hacer.

Cuando los pequeños empiezan a hablar, 'lo importante es explicarles la razón lógica para lo cual está una regla y no decirles que es por su bien. A veces los padres tienden a pensar que los niños no entienden, y no, ellos entienden absolutamente todo'.

Echegaray señala que funciona más cuando se le dice que es porque mamá o papá quieren que lo haga por una razón. 'Ésa es una forma más honesta de plantearlo. Por ejemplo: quiero que te duermas a las nueve porque si no mañana no despertarás contento o se nos puede hacer tarde para ir a la escuela', señaló.

Si papá y mamá están juntos, es muy importante que ambos estén de acuerdo en las reglas y no se boicoteen uno a otro, recomienda Echegaray.

Y si están separados, cada uno debe ser la autoridad en el espacio donde conviven con sus hijos y tratar de negociar educarlos en los mismos hábitos.

'Deben funcionar como equipo, cuando no lo hacen los niños se confunden o bien, se van del lado de quien les convenga', advierte.

Así es que para empezar a poner orden y lograr educar hijos disciplinados, la psicoterapeuta propone a papá y mamá hacer un autoexamen de su propia disciplina preguntándose, por ejemplo: '¿yo siempre me levanto temprano?, ¿si me da flojera ya no me lavo los dientes?, ¿siempre cumplo lo que digo?'.

Si caen en cuenta de que tampoco son muy disciplinados, será hora de reeducarse en familia. Recurrir al castigo, dice Echegaray, debe ser la última opción.

'El castigo puede implementarse siempre y cuando todo lo demás se haya intentado, desde ser más claro al comunicar lo que se le pide al hijo hasta darle las razones de por qué se le pide que haga una u otra cosa y ser constantes. El castigo debe ser el último recurso', indica.

En caso de utilizarlo, éste debe ser proporcional a la falta que haya cometido el pequeño. Por ejemplo, no salir a pasear una tarde si no realizó las labores asignadas en el aseo de la casa, y no castigarlo por una semana por ello.

Y si aún así las cosas siguen sin funcionar, quizá es momento de pedir ayuda a un psicoterapeuta para que los ayude a poner límites para alcanzar la disciplina.

'Especialmente si además el niño ha bajado su desempeño escolar, si hay quejas recurrentes de mala conducta o agresiones directas a sus compañeros, o está adquiriendo hábitos que afecten su salud, como dormir o comer mucho; lo mismo si alguno de los padres siente que no sabe qué más hacer para lograr su cometido o el asunto está generando diferencias de pareja', señala Echegaray.

Foto: La Prensa

El castigo puede implementarse siempre y cuando todo lo demás se haya intentado.

¿Y si se resiste?
Para capacitar a los hijos y alentarlos a hacer cosas y que confíen en sus habilidades, Rosa Barocio, en su libro Disciplina con amor (Editorial PAX) propone:
Si su hijo le pide que haga algo por él, pregúntese:
-¿A quién le corresponde hacerlo, a él o a mí?
-¿Lo puede hacer por sí mismo?
-¿Es una excepción que le ayude, o es la regla?

Si concluye que es él o ella quien lo debe hacer y descubre que la rutina es que usted termine haciéndolo:
-Puede decirle: 'Hijo, estoy segura de que tú puedes hacerlo muy bien solo'.
-No se sienta culpable ni caiga ante las posibles súplicas y ruegos.
-Manténgase firme y, poco a poco, su hijo dejará de depender de usted. Primero experimentará la natural resistencia ante el cambio, pero después sentirá el orgullo de valerse por sí mismo.