9 pasos para ganarte a tu suegra

Si piensas que necesitas fortalecer tu relación con ella, no dejes de poner en práctica estos consejos con dosis de paciencia y cariño.

Redacción. Debes entender que es normal que una madre sienta celos de la novia o pareja de sus hijos. Lo importante es tener la madurez para entender este punto y la tolerancia necesaria para construir una sólida relación.

Annie Chapman menciona en su libro “The Mother in Law Dance” (El baile con la suegra) dice que si la mamá de tu pareja es muy diferente a la tuya, seguramente dificultará una relación positiva con tu suegra.

No evites frecuentar a su familia. Si él ha decidido invitarte a un espacio tan íntimo como su núcleo familiar, es una excelente oportunidad para conocer su origen, qué lo formó y cómo piensa. Para ganarte el respeto y por consiguiente el cariño de tu suegra sigue los siguientes consejos:

1

Conócela

Saber un poco más de su historia, el cómo fue su niñez, dónde estudió, quiénes son sus hermanos y padres, cómo vivió sus días de escuela y demás detalles de su vida harán que sepas porque es así el carácter de tu suegra, podrás considerar por qué actúa de tal o cual forma con sus hijos o con sus nietos.

2

preocúpate

Nada como llamarla de vez en cuando para preguntarle cómo se siente, si ya se le quitó la gripe, cosas sencillas que no te quitarán más de cinco minutos a la semana. Con ese sencillo detalle, ella sentirá que eres una mujer cálida y de confianza.

3

Frecuéntala

Las visitas regulares a la suegra son las que le dan forma a tu futura relación con ella.

4

Diviértanse

¡Quítale la etiqueta de suegra! Con el tiempo verás que detrás del mote “la mamá de mi esposo” hay una mujer que pasó por el escáner de una suegra, de quien seguramente te contará anécdotas de terror con las que podrás reír junto con ella.

5

Compartan

¿Que a tu esposo le encanta la sopa que hace su mamá? Bueno, en vez de competir con otro estilo de sopa por qué mejor no llamas a tu suegra y le preguntas cómo hacerla, ella se sentirá halagada y notará que con ese detalle deseas consentir a su retoño.

6

Su casa no es tu casa

Si estás de paso por su casa, recuerda: el anfitrión es el que manda, tú apenas eres un visitante casual. En su territorio son sus reglas las que valen. Respeta los espacios, sé educada y ordenada, haz buena cara, deja soltar de vez en cuando uno que otro piropo que elogie la decoración de la sala o la cocina, colabora cuando sea necesario con uno que otro quehacer hogareño. Para una madre no hay peor mujer para su hijo que una novia perezosa.

7

Cuida tu lengua

A cuidar las palabras, tanto ella como tú. Nada de sarcasmos que propicien el conflicto y menos adjetivos que den una señal de irrespeto, ni siquiera cuando estás a solas con tu pareja, esto podría ser peor. Tampoco permitas que su posición de madre le dé derecho a tratarte despectivamente, a darte órdenes o a ser agresiva cuando se dirige a ti.

8

Tenerla en cuenta

La diplomacia ante todo. Cuando entres en confianza, será momento de incluir a la familia de tu pareja en cuanto evento importante se te presente, y la suegra debe encabezar la lista de invitados. Si ella se siente excluida, empezará a exclamar frases como “Esa niña no me da buena espina”, “¿Y es que acaso yo estoy pintada en la pared?”, “¿Acaso tiene algo que ocultar?”. Si la familiarizas con tus asuntos y gente cercana a ti, se sentirá en confianza y la “perseguidora” será cada vez menor. Un punto para ti.

9

Ignora, respira y sonríe

Momentos incómodos en los que un comentario de mal gusto saldrá a la luz en plena reunión familiar, en un almuerzo casual o en una fiesta. Siempre y cuando no pase a la grosería o a la agresión verbal, deja que ella solita se ría de sus chistes malos o de sus indirectas venenosas. Tú siempre serás la dama, el ejemplo en sociedad, la que juega sus cartas inteligentemente y no deja afectarse por cualquier dardo verbal. Eso demuestra madurez y compostura. Respira hondo y saca a relucir tu hermosa sonrisa. Cuando sea demasiado entrometida, simplemente no le des pie a que se meta en tu vida: no le cuentes cosas personales, no recalques los defectos de su hijo, no le contestes de mala manera (eso es como gasolina para ellas), o el mejor remedio de todos: ignórala.