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Los novios se juran fidelidad

  • 02 octubre 2012 /

Los enamorados Roger Valladares e Issabella Ortez contraen nupcias al atardecer.

El acogedor templo María Reina del Mundo recibió a los esponsales Roger Enrique Valladares Baker e Issabella Ortez Moncada, quienes llegaron la tarde del sábado a jurarse amor por siempre.

La fresca tarde fue propicia para que los enamorados intercambiaran alianzas, promesas e ilusiones, consolidando así su amor tras varios meses de noviazgo oficial.

La misa fue presidida por Roger Valladares y María del Carmen Baker y Enrique Ortez Sequeira y Carla Moncada, padres de los ahora esposos, quienes no se perdieron de la celebración tan esperada en el calendario de las relaciones sociales de los contrayentes.

Cánticos hermosos, oraciones y el júbilo de la feligresía congregada en su totalidad en el recinto católico fue el ambiente perfecto para que Roger Enrique e Issabella prometieran amor, fidelidad y comprensión.

La tarde pasó muy emotiva y poco a poco se acercó el momento en que la pareja sellara su unión con el beso de rigor. Cuando faltaban minutos para las 5:00 pm, los protagonistas de la boda Valladares Ortez eran proclamados como esposos y cruzaban el pasillo central para recibir las primeras congratulaciones como esposos en el umbral de la iglesia.

La celebración

Poco a poco el templo se fue quedando vacío para darle tiempo a la pareja de retratarse en sus fotos oficiales y los invitados aprovecharon para trasladarse hasta la recepción al aire libre.

Se escogió la hermosa propiedad de la familia Valladares para ofrecer el banquete y fiesta nupcial. La noche fue maravillosa y teniendo de fondo cielo despejado y la hermosa luna llena.

Desde la carpa blanca decorada con tonos morado por Susana Prieto se apreciaba el hermoso entorno natural donde además se divisaba la exuberante laguna artificial que enmarcó con mucho romanticismo la celebración.

Como los padrinos de la boda Valladares Baker fueron escogidos Sandra Canahuati y Julio Montessi y Marcela y Franco Balleta. Uno de los momentos más emotivos de la noche fue el ingreso de los esponsales entre aplausos y felicitaciones.

De inmediato y justo cuando la noche llegaba con suavidad, los novios brindaban y recibían ese especial discurso que se había preparado para darle gracias a Dios por permitirles contraer matrimonio.

Tras bailar en el centro de la pista, se dispuso música suave y relajante para crear una atmósfera de más confianza entre los invitados. Luego, el esperado baile que se prolongó hasta el amanecer.

Para alegrar aún más la cita nupcial se escogió a Blanco, uno de los más experimentados disyóquey de la ciudad, quien dispuso un repertorio sensacional que hizo que la fiesta durara hasta casi las 4:00 am del domingo y los novios se llevaran un bonito recuerdo de su noche de bodas en la que celebraron el inicio de una nueva etapa como esposos.