La nutricionista Danori Carbajal contesta algunas preguntas sobre esta enfermedad que se ha vuelto común tanto en adultos como en niños.
El intestino está conectado al cerebro. Las señales van y vienen entre el intestino y el cerebro. Éstas afectan el funcionamiento intestinal y los síntomas. Los nervios pueden volverse más activos durante momentos de estrés, lo que provoca que los intestinos sean más sensibles y se compriman o se contraigan más.
Este síndrome puede ocurrir a cualquier edad, pero a menudo comienza en la adolescencia o a principios de la vida adulta y es dos veces más común en las mujeres que en los hombres.
¿Qué es el síndrome de intestino irritable?
El síndrome del intestino irritable es un trastorno que lleva a dolor abdominal y cambios en el intestino. Este síndrome no es lo mismo que enfermedad intestinal inflamatoria.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas de esa enfermedad son: estreñimiento, a veces puede alternarse períodos de diarreas. Además se caracteriza por dolor abdominal que solo es aliviado por la defecación. También presenta cambios en la frecuencia y consistencia de las heces. En algunos casos los síntomas empeoran, durante una semana o un mes. Suele ser acompañada por inflamación abdominal. La persona puede sentir llenura, gases y distensión.
Esos síntomas pueden empeorar de uno a dos meses, si no se trata a tiempo.
¿Las personas obesas pueden padecer ese problema?
Las personas obesas suelen padecer más, pero no significa que las personas delgadas no lo tengan. Existe un subgrupo de pacientes que pueden llegar a padecerlo, después de un episodio de gastroenteritis infecciosas.
¿Quiénes padecen más el síndrome del intestino irritable?
Las mujeres padecen más de este problema porque tiene un componente psicológico que juega un papel importante en ese síndrome. El mayor órgano de choque psicológico es el colon.
¿Qué alimentación se debe seguir para evitarlo?
Elimine los alimentos que usted sabe que desencadenan el malestar o empeora la sintomatología. Controle el consumo de alimentos grasosos, bebidas carbonatadas y alimentos flatulencias como: coliflor, repollo, frijoles, rábano, alcachofas y lactosa.
