Los Ángeles, Estados Unidos.
Salma Hayek asegura en una entrevista para la revista Nexos, que nunca ha trabajado tanto en su vida, ya sea como actriz, productora, directora, empresaria o filántropa. Hayek tiene claro cuáles son sus roles más importantes: “Aún si nunca vuelvo a trabajar, como esposa y madre ya soy realmente feliz”.
Esa filosofía de vida, la felicidad, va muy acorde con su nuevo proyecto en el cine, una adaptación animada de El profeta, basada en la obra maestra de la literatura del libanés Kahlil Gibran. A estrenarse en agosto, la cinta cuenta la historia de la amistad entre una niña traviesa y un poeta encarcelado. Hayek también produjo la película.
El proyecto tiene especial significado personal, pues El profeta es un libro que siempre encontraba en la mesita de noche de su abuelo paterno, Elías. “Mi abuelo murió cuando yo tenía seis años, pero siempre ha sido una persona muy importante en mi vida y lo recuerdo con mucho amor”, subraya Hayek. No es una coincidencia que su pasaje favorito del libro sea sobre “los hijos”, ya que este proyecto es un regalo especial para su hija Valentina.
Danza en bikini
Los primeros años en Hollywood no fueron nada fáciles. Aunque Hayek se entrenó en el Stella Adler Conservatory of Drama, el mismo lugar por donde han pasado Marlon Brando, Robert De Niro y tantos otros, “lo latino” aún no estaba de moda en Hollywood. “Tenía acné, estaba deprimida y gorda. Y ¡desempleada!”, dice Hayek.
“Y cuando finalmente empecé a conseguir trabajo, no se les ocurría darle el papel principal a una latina. ¡Pero mírame ahora!”, agrega entre risas. Fue clave su encuentro con el director Robert Rodríguez en 1995, quien le ofreció el papel de Carolina en Desperado, junto a Antonio Banderas. Luego siguió el personaje de “Esmeralda, heredera de vampiros”, en From dusk til dawn, de Quentin Tarantino. ¿Quién puede olvidar su famosa danza en bikini con una serpiente al cuello? Hayek anhelaba ser algo más que un símbolo sexual.
“Al principio estuvo bien ser ‘la sexi’ porque fue la única manera de entrar al mundo de las películas, pero lo llegué a resentir”, confiesa Salma. “Pensé, ‘ya es hora de que se den cuenta que puedo hacer más’”, concluyó.
Salma Hayek asegura en una entrevista para la revista Nexos, que nunca ha trabajado tanto en su vida, ya sea como actriz, productora, directora, empresaria o filántropa. Hayek tiene claro cuáles son sus roles más importantes: “Aún si nunca vuelvo a trabajar, como esposa y madre ya soy realmente feliz”.
Esa filosofía de vida, la felicidad, va muy acorde con su nuevo proyecto en el cine, una adaptación animada de El profeta, basada en la obra maestra de la literatura del libanés Kahlil Gibran. A estrenarse en agosto, la cinta cuenta la historia de la amistad entre una niña traviesa y un poeta encarcelado. Hayek también produjo la película.
 Hayek encarnada en Fr ida Kahlo.
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 La novedosa producción de Hayek: El profeta.
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Los primeros años en Hollywood no fueron nada fáciles. Aunque Hayek se entrenó en el Stella Adler Conservatory of Drama, el mismo lugar por donde han pasado Marlon Brando, Robert De Niro y tantos otros, “lo latino” aún no estaba de moda en Hollywood. “Tenía acné, estaba deprimida y gorda. Y ¡desempleada!”, dice Hayek.
“Y cuando finalmente empecé a conseguir trabajo, no se les ocurría darle el papel principal a una latina. ¡Pero mírame ahora!”, agrega entre risas. Fue clave su encuentro con el director Robert Rodríguez en 1995, quien le ofreció el papel de Carolina en Desperado, junto a Antonio Banderas. Luego siguió el personaje de “Esmeralda, heredera de vampiros”, en From dusk til dawn, de Quentin Tarantino. ¿Quién puede olvidar su famosa danza en bikini con una serpiente al cuello? Hayek anhelaba ser algo más que un símbolo sexual.
| Salma asombrapor su papel en Tale of Tales.
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 Hayek y Banderas han hecho seis películas juntos. Son grandes amigos.
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