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'No pienso en el óscar, no dedico mi tiempo a eso”

  • 26 enero 2013 /

Gael García Bernal y la película chilena “No” en la meca del cine mundial.

    En un lugar como Toronto, donde el idioma inglés es moneda corriente, cualquiera pagaría por hablar en español con Gael García Bernal. Y ahí lo entrevistamos en exclusiva (sin pagar, claro), en la suite 1221 del lujoso Hotel Intercontinental, como la mejor señal de la globalización, muy lejos de México para hablar sobre la nominación al óscar de la mejor película extranjera No sobre una historia de Chile, con alguien que además está casado con una argentina (Dolores Fonzi) y tiene dos hijos que nacieron en Madrid y Buenos Aires.

    -Estamos en Toronto hablando en inglés sobre una película de Chile con un protagonista mexicano casado con una argentina que tiene dos hijos que nacieron en Madrid y Buenos Aires. ¿Gael García Bernal está globalizado?

    Todos estamos globalizados. En ese sentido ya no es como antes. Ahora podemos estar en diferentes lugares, podemos viajar. Hay festivales de cine en todas partes del mundo. Poco a poco, de forma casi inadvertida estamos eliminando fronteras, enriqueciéndonos con diferentes culturas. No lo diría solo de mí, sino de todos. Es más: estamos hablando en español, no en inglés.

    -Notas un cambio en la percepción de Hollywood hacia los hispanos?

    Sí. Definitivamente cambió, como cambió el mundo.

    -¿Qué es lo que más rescatarías del nuevo mundo del cine hispano?
    Que ahora, en muchos países de Latinoamérica no se pide permiso para hacer películas, se hacen. Hay mucho talento. Hay personas que están haciendo cosas, que salen de lugares inesperados, no necesariamente de una escuela de cine. Esa es la ventaja y la virtud que tenemos ahora.

    -¿Y sabiendo hablar tan bien el inglés, nunca pensaste en mudarte a Hollywood definitivamente?

    No.

    -¿Nunca tuviste la posibilidad?

    La posibilidad sí, pero no he querido. Quizás lo haga algún día. No sé. La posibilidad está desde el momento que están un poco abiertas las puertas. Por lo pronto así estoy muy bien.

    La vida entera de Gael García Bernal tiene que ver con el mundo internacional desde que nació en Guadalajara, el 30 de noviembre de 1978.

    Desde la infancia había tropezado con la actuación en diferentes obras de teatro con sus padres, Patricia Bernal y José Ángel García. A los 14 años trabajó en la telenovela El abuelo y yo. Y a los 19, Gael ya había abierto las alas para estudiar arte dramático durante tres años en el internacional Central School of Speech and Drama, en Londres. Con apenas 22 años también vivió de cerca la experiencia del óscar cuando durante algunas prácticas de una escuela de cine participó en De tripas corazón, que fue nominado como mejor cortometraje en 1996. Siguió dando después los primeros pasos cinematográficos de la mano de Alejandro González Iñárritu con Amores perros y Alfonso Cuarón en Y tu mamá también, aunque encontró el perfil internacional interpretando dos veces al Che Guevara en las películas Fidel y Diarios de motocicleta. Incluso fue gracias al cine y la película Vidas privadas que formó su propia vida privada al conocer a su esposa, la actriz argentina Dolores Fonzi, con quien tiene dos hijos, Lázaro (8 de enero de 2009 en Madrid) y Libertad (7 de abril de 2011 en Buenos Aires, Argentina).

    -¿Fue programado tener una familia tan internacional, con un hijo que nació en España y otro en Argentina? Bueno, uno planea un poquito, sí.

    -¿Cómo es la convivencia internacional en casa, con dos acentos diferentes?
    Bien. No hablo mucho al respecto porque tampoco quiero entrar en un tono de intimidad privado.

    -Es que parece interesante la buena relación entre México y Argentina. ¿Hay alguna barrera entre las crianzas? Siento que eso sucede en cualquier familia, aunque sean del mismo barrio. Hay maneras diferentes de ver las cosas, también hay coincidencias. Cuando trabajé en Islandia, mis compañeros de teatro allá eran como mis hermanos. No hay nada más distinto que México e Islandia. Creo que esos caminos paralelos, juntos, siempre están presentes seas de donde seas, y también las diferencias existen seas del mismo lugar o familia.

    -¿Cómo compartes el tiempo libre con ellos?

    Todo lo que sea fútbol, correr, gritar, películas, risas.

    -¿El nombre de tu hija Libertad tiene algo que ver con el cine y las películas como “Diario de motocicletas” y la chilena “No”?

    No. Nada que ver. No.

    Ambientada en el año 1988, la película No trata sobre una campaña publicitaria que hicieron en Chile para tratar de sacar del poder a Augusto Pinochet después de 15 años de dictadura. García Bernal interpreta al ficticio personaje del ejecutivo publicitario René Saavedra, que a pesar de las amenazas de Pinochet lanzó la campaña que llevó a una victoria histórica de la oposición con el mensaje “Chile, la alegría ya viene... con solo votar No”.

    -¿Te animarías a hacer una campaña publicitaria en Hollywood diciendo “La alegría ya viene... con solo ver cine latino”?
    No. Porque sería mentira (risas).

    -¿Cómo es tu papel de productor en comparación con la actuación?
    En esta película actúo obviamente como actor, pero más como un fan de la película. Una especie de hincha y creo que esa es la posición del productor, de alguna manera. En cintas en las que he dirigido ha sido distinto armar otro tipo de cosas. Hay muchas películas en las que estoy ahí para lo que se necesite y participo mucho.

    -¿Habiendo vivido la dictadura de Argentina, Dolores Fonzi te contó lo que ella vivió en su propio país para comparar con Chile?
    No. Casi no le tocó. Era muy niña con la vuelta a la democracia en Argentina. Lo viví a través de los ojos de los exiliados que llegaron a México. Fueron muchos y ahí gané hermanos y hermanas, gente que hasta la fecha siguen siendo mis amigos y colaboradores.

    -Entre la versión del Che Guevara y esta película en contra de la dictadura militar de Chile, ¿cuáles son tus ideas políticas?
    ¿En torno a qué evento o qué país?

    -¿Izquierda, derecha, centro?
    Esa definición es del siglo pasado, ¿no? Me siento una persona de izquierda, pero lo que siento por ser de izquierda es muy distinto a lo que tú piensas que es ser de izquierda. Entonces siento que ese tipo de preguntas son estériles. Conozco mucha gente que es de izquierda, pero no es de izquierda.

    -¿El cine influye en tus ideas?

    Sí, claro, por la experiencia. Influye en mis ideas, que tampoco son sentencias. Me rehúso a tener certezas absolutas. La democracia es un juego de las ambigüedades, de lo gris en ese terreno un poco resbaloso en el que no todo es maniqueo, donde nada es blanco ni negro, donde se puede llegar a un diálogo para aprender muchísimo más en torno al bien común.
    ¿Sabes qué me hace una persona de izquierda? Que siento que siempre hay que tomar en cuenta la búsqueda del bien común.

    -Si pudieras hacer una campaña para mejorar la política de México, ¿qué promocionarías? ¿Cómo sería esa publicidad?

    Más bien haría política en lugar de hacer tecnicismos. Muchos políticos hoy en día de lo único que hablan es de “crecimiento económico”. Hace 30 años no se hablaba en primera plana de “México tiene que crecer o Argentina tiene que crecer”.
    Se manejan estas cifras, estos tecnicismos económicos. Sí, representan trabajo, pero a veces parece que la economía es lo único que importa. Poco a poco nos hemos olvidado más de la política. La política es tener grandes logros que son pequeños, pero que abren el panorama de algo muchísimo más grande. En México necesitamos una política que vaya más allá de lo acartonado. Necesitamos que haya más justicia y dignidad. Eso se logra con buena política y no con tecnicismos.

    -¿Hollywood y el mundo del cine tienen también política?
    Sí, por supuesto. Todo tiene política.

    -¿El óscar es en cierta forma parte de esa política?
    Al revés. Las elecciones se han convertido en un premio de la industria, un óscar, un mundial.

    -¿Ganar es un sueño? ¿Te imaginas con la estatuilla en tus manos, viendo que lo ganaron otros actores hispanos como Benicio del Toro, Javier Bardem, Penélope Cruz? ¿Lo ves como algo factible?

    Es posible, como todo en la vida, pero de ahí a que trabaje para ello, no.
    No pienso en el óscar. No dedico mi tiempo a eso. Una buena película que trasciende en el tiempo, como por ejemplo Y tu mamá también, no ganó ningún óscar y es un filme que va a durar toda la vida. Un óscar tiene mucha menos relevancia que una buena película.