Miami, Estados Unidos.
Da conciertos por todo el planeta y sus videos tienen miles de millones de clics, pero, a pesar de su éxito y gusto por los lujos, Nicky Jam se define como un reguetonero con los pies en la tierra.
Es consciente de que su buena estrella en algún momento se terminará, y esa perspectiva no le angustia. Cuida su dinero, está preparado, asegura el músico.
“No me preocupa porque lo tengo en mente. Te preocupa algo cuando te toma por sorpresa o cuando crees que no te va a pasar. Cuando tienes en mente que en cualquier momento puede pasar tu tiempo, entonces te va a ir muy bien. Yo siempre trabajo preparándome para ese momento económico”, dice en charla telefónica desde Miami.
Humilde
Estadounidense de ascendencia puertorriqueña, de 36 años, le ha dado la vuelta al mundo con temas como Hasta el amanecer, El perdón y Travesuras. Nicky, quien recientemente se casó con una colombiana en una boda a la que acudió hasta Vin Diesel, menciona a Dios en la mayoría de sus respuestas. Eso, dice, le ayuda a no sentirse ninguna celebridad.
“Me ayuda a acordarme de aquellos tiempos en que estaba tirado, sin comer. Eso me hace pensar que si se me sube la chuleta (la fama) y me creo la estrella intocable, voy a volver a caer. Ya pasé por esa etapa de creerme todo. En esta segunda vuelta lo más correcto es tener los pies en la tierra, ya que en cualquier momento podemos perder eso tan grande que estamos viviendo”, opina.
La década pasada vivió un auge y una dura caída debido al abuso de las drogas y alcohol, así como una depresión. Esa historia, así como su actualidad, las relata en su sencillo El ganador, de su más reciente álbum, Fénix, en donde llevó a la cima de los rankings sus duetos con Enrique Iglesias o Maná, pero Nicky suspira por grabar algún día con dos de sus ídolos.
El primero, el dominicano Juan Luis Guerra. El segundo, el mexicano Marco Antonio Solís. No deja de cruzar los dedos porque se cumpla ese deseo, pero ya puede presumir de haber colaborado con Shakira en un tema que saldrá en el próximo disco de la colombiana.
Da conciertos por todo el planeta y sus videos tienen miles de millones de clics, pero, a pesar de su éxito y gusto por los lujos, Nicky Jam se define como un reguetonero con los pies en la tierra.
Es consciente de que su buena estrella en algún momento se terminará, y esa perspectiva no le angustia. Cuida su dinero, está preparado, asegura el músico.
“No me preocupa porque lo tengo en mente. Te preocupa algo cuando te toma por sorpresa o cuando crees que no te va a pasar. Cuando tienes en mente que en cualquier momento puede pasar tu tiempo, entonces te va a ir muy bien. Yo siempre trabajo preparándome para ese momento económico”, dice en charla telefónica desde Miami.
Humilde
Estadounidense de ascendencia puertorriqueña, de 36 años, le ha dado la vuelta al mundo con temas como Hasta el amanecer, El perdón y Travesuras. Nicky, quien recientemente se casó con una colombiana en una boda a la que acudió hasta Vin Diesel, menciona a Dios en la mayoría de sus respuestas. Eso, dice, le ayuda a no sentirse ninguna celebridad.
“Me ayuda a acordarme de aquellos tiempos en que estaba tirado, sin comer. Eso me hace pensar que si se me sube la chuleta (la fama) y me creo la estrella intocable, voy a volver a caer. Ya pasé por esa etapa de creerme todo. En esta segunda vuelta lo más correcto es tener los pies en la tierra, ya que en cualquier momento podemos perder eso tan grande que estamos viviendo”, opina.
La década pasada vivió un auge y una dura caída debido al abuso de las drogas y alcohol, así como una depresión. Esa historia, así como su actualidad, las relata en su sencillo El ganador, de su más reciente álbum, Fénix, en donde llevó a la cima de los rankings sus duetos con Enrique Iglesias o Maná, pero Nicky suspira por grabar algún día con dos de sus ídolos.
El primero, el dominicano Juan Luis Guerra. El segundo, el mexicano Marco Antonio Solís. No deja de cruzar los dedos porque se cumpla ese deseo, pero ya puede presumir de haber colaborado con Shakira en un tema que saldrá en el próximo disco de la colombiana.
