28/04/2024
05:39 PM

Aquí empuñó su pluma Amaya Amador

La mesa en la que Ramón Amaya Amador escribió su inmortal obra 'Prisión verde' es una de las pocas pertenencias del periodista y escritor que evocan su memoria en esta ciudad.

La mesa en la que Ramón Amaya Amador escribió su inmortal obra 'Prisión verde' es una de las pocas pertenencias del periodista y escritor que evocan su memoria en esta ciudad.

En el pequeño museo de esta localidad donde nació Amaya Amador hace más de noventa años se encuentra el viejo mueble de madera que en sus mejores tiempos estaba pintado de verde.

El rinconcito del museo es como un altar para consagrar la memoria del escritor. Ahí también se encuentra su pasaporte, un manuscrito de la novela 'Amanecer' y fotos en blanco y negro. Destaca una gráfica donde aparece el novelista firmando el acta matrimonial con la argentina Regina Arminda Funes.

'Aquí estaría también el manuscrito de 'Prisión verde', que guardaba mi abuela, pero tuvo que entregárselo a ‘Mingo’ Urbina y desde entonces no se supo nada de esa reliquia', dijo el sobrino de Ramón Amaya Amador, Milton Bardales Cano.

Era un legajo de hojas de papel de empaque cosidas con hilo.

Doña Isabel Amaya, madre del novelista, se deshizo del manuscrito por temor, pues en ese tiempo eran perseguidas todas sus obras, manifestó Bardales Cano, hijo de una de las sobrinas de Amaya Amador.

La vieja casa

Recordó que en esa misma mesa donde fue escrita la célebre novela, su abuela Isabel confeccionaba flores y coronas para la venta, después de que Amaya Amador emigró del país.

La mesa pasó al museo poco después de que la casa de la familia Amaya fuera vendida para cubrir las deudas contraídas por el escritor cuando tuvo que irse al exilio, indicó.

El autor abandonó su patria en 1944 debido a la persecución del cariato, para radicarse en Guatemala, donde trabajó como editorialista de Nuestro Diario.

En el paraninfo de la Unah, Ramón Amaya Amador leyó un extenso discurso de agradecimiento donde afirmaba que era la primera vez que en su patria recibía una honrosa distinción

En el paraninfo de la Unah, Ramón Amaya Amador leyó un extenso discurso de agradecimiento donde afirmaba que era la primera vez que en su patria recibía una honrosa distinción

No fue posible conservar la vivienda que estaba localizada frente al parque, pues sus nuevos propietarios la demolieron para construir el local que ahora alberga el Salón Astoria.

Un letrero en relieve, mandado a hacer por 'unos amigos' en una de las paredes exteriores del edificio, indica escuetamente que 'Aquí nació Ramón Amaya Amador'.

Dos anécdotas

Inició su vida periodística en 1941 como redactor, primero, y jefe de redacción, después, del periódico El Atlántico, de La Ceiba. El 8 de octubre de 1943, fundó en Olanchito, con Dionisio Romero Narváez, el semanario Alerta.

Contaba su hermana Isolina, ya fallecida, que en una ocasión Ramón estaba escribiendo en la mesa verde, mientras los niños de la casa jugaban a su alrededor haciendo un ruido del carajo, por lo que ella les pidió enérgicamente que dejaran trabajar a su tío.

En vez de apoyarla, Amaya Amador salió en defensa de los pequeños, diciéndole a Isolina que los dejara jugar, que de todas maneras él estaba tan concentrado que no le molestaba la bulla. Contaba además que una noche Ramón se pasó de copas y amaneció tan mal que no se pudo levantar a la hora acostumbrada.

De repente apareció en la casa Dionisio Romero Narvaéz, furioso porque su amigo no había cumplido con el compromiso de escribir el editorial del semanario Alerta, que a esa hora 'ya debería estar en la imprenta'.

Después de oír la reprimenda de 'Nicho', Ramón le pidió que tomara papel y lápiz y comenzó a dictarle el artículo como si lo estuviera leyendo. 'Ahora dejame seguir descansando', le pidió Ramón a su colega al terminar aquel dictado que no le quitó ni diez minutos.

Sus cenizas

El 24 de noviembre de 1966, en Checoslovaquia se accidentó el avión soviético donde viajaban Amaya Amador y tres compañeros de trabajo en la revista Problemas de la Paz y el Socialismo.

La noticia llegó a Olanchito ese día en un escueto telegrama que la familia conservó por mucho tiempo hasta que desapareció entre el manoseo póstumo de las pertenencias del escritor.

'Esa noche lo velamos, en ausencia', recordó Milton Bardales.

Treinta y dos años después de muerto, su pueblo y su gente se movilizaron para llevar a su definitiva morada las cenizas del notable escritor, orgullo de Olanchito.

Ahora reposan en el museo de la Ciudad Cívica sobre un fino mueble de madera que hace contraste con la mesa descolorida sobre la que empuñó su pluma gloriosa el insigne novelista.

La casa donde nació el escritor fue demolida y en su lugar se construyó esta discoteca. Cerca, en el parque, fue erigido su busto.

La casa donde nació el escritor fue demolida y en su lugar se construyó esta discoteca. Cerca, en el parque, fue erigido su busto.

El 19 de mayo de 1957, Ramón Amaya Amador retornó a Honduras acompañado por su esposa Regina Arminda Funes,

El 19 de mayo de 1957, Ramón Amaya Amador retornó a Honduras acompañado por su esposa Regina Arminda Funes,