Cristóbal Colón servía en secreto a Portugal, y no a España, a la que con el “descubrimiento” de América pretendía alejar de los ricos mercados de Asia, y no era de origen genovés, pues su padre pudo ser un rey polaco exiliado en Madeira, afirma el investigador Manuel Rosa.
Tales afirmaciones, difíciles de aceptar para los historiadores colombinos, van a causar cuanto menos una fuerte polémica, pues Rosa, que trabaja para la Duke University Medical Center en Carolina del Norte, acompaña cada una de sus aseveraciones con fuentes muy documentadas que pueden conmover los pilares de la historia moderna.
“La clave de este enigma siempre estuvo en Portugal, en concreto en el matrimonio de Colón con Filipa Moniz, comendadora de la Orden de Santiago”, explica Rosa en una entrevista con motivo de la publicación en España de su libro “Colón: La historia nunca contada”, prologado por Joaquim Veríssimo Serrao, premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 1995.
El verdadero Colón
En un volumen plagado de citas, genealogías y reproducciones de cartas y códices, Rosa sigue el tortuoso camino de demostrar que Colón no era un tejedor genovés, sino un noble con conocimientos científicos poco usuales para su época y que siempre estuvo al servicio portugués, como espía y como marino.
“El auténtico Colón no es el colombo italiano, un plebeyo que jamás se habría podido casar con Filipa y haber accedido de la noche a la mañana a la Corte portuguesa y al círculo íntimo de Juan II”, dice Rosa.
Ese plan “destinado a proteger la India verdadera”, añade, tenía unos antecedentes increíbles, pues hay mapas que prueban la llegada antes de 1492 de los portugueses a Canadá y a algunas partes de Sudamérica.