26/04/2024
01:36 PM

Aguas Ocaña: 'He conocido gente, pero no me he vuelto a enamorar'

De este viaje, la bella ex primera dama de Honduras regresará más triunfal que nunca a España. Logró la adopción de sus hijos

San Pedro Sula, Honduras.

Llegar a los 50 años le han asentado de maravilla a la bella Aguas Santas Ocaña Navarro, la ex primera dama que siempre que visita Honduras recibe solo afecto y gratitud y un torrente de buenos deseos de la gente que la admira en el país.

La gran noticia de este viaje es que ya es madre por ley. Obtuvo, después de 11 años de lucha y sacrificio, la adopción definitiva de sus hijos del corazón: Kevin, Millie y Franchesca, esta última una tolupán de exótica belleza.
Sus hijos ahora son unos adolescentes. ¡Cómo pasa el tiempo! Parece que fue ayer cuando partió a Nicaragua con el corazón roto, pero hoy, Aguas Ocaña es una mujer completa, plena, realizada, feliz y deseosa de cumplir cien años más para disfrutar sus amados herederos.

En Honduras muchos la aman y ella lo sabe. Nadie está ajeno a que su felicidad siempre es noticia. “Después de 11 años de tenerlos a mi lado, ahora me aprobaron la adopción y estoy esperando regresar a España para celebrarlo con ellos. Llevábamos mucho tiempo pensando cuándo llegaría el día en que fueran Ocaña”, confirma.

Para la bella andaluz, este proceso es la mejor manera de darles a sus hijos esa seguridad jurídica, “ya que ellos nunca han tenido inseguridad de que los fueran a apartar de mi lado. Yo nunca les he transmitido que exista peligro.

Ahora es más fácil que puedan viajar y estudiar idiomas fuera de España. He tenido dificultades a la hora de trabajar en distintos países cuando ellos no tenían mi misma nacionalidad ni mis apellidos. Era complicado, pero ya no lo será. Por eso no fui a la toma de posesión porque estaba en la adopción, a lo que vine en este viaje”.

Pero en este duro y largo proceso, Aguas no estuvo sola. Su exesposo y ex presidente Ricardo Maduro la estuvo apoyando económica como legalmente. “Ricardo se ha portado muy bien con nosotros. Kevin, Millie y Francis son mis hijos y fue un proyecto que iniciamos juntos y él siempre me ha ayudado y sigue ayudando con la educación y me ha facilitado la adopción. No ha sido fácil el trámite, pero él siempre ha estado apoyándonos”, reconoce.

Francis o Franchesca está en cuarto curso de educación secundaria obligatoria y “parece que le gusta la psiquiatría y se le da lo de los idiomas”. Millie estudia en una escuela especial, ya que le quedaron secuelas muy altas por la desnutrición. Además tiene una dislexia alta y memoria afectada, mientras Kevin cursa el sexto grado de educación básica y empezará la secundaria el próximo año.

Los tres se han adaptado bien a los lugares donde Aguas ha trabajado. “Filipinas fue difícil por la variedad de idiomas, pero han aprendido inglés. Ahora en España son felices, ya que están arropados por mi familia. Mi cuñado hace de padre, le dicen papá y mi hermana es la tía. Tengo un sobrino que es un ejemplo para ellos. Todos se preocupan mucho de mis hijos y cuando viajo ellos me los cuidan”, aclara.

Primero el amor familiar

Aguas no hace dieta ni ejercicio, pero se mantiene hermosa con una figura envidiable. “Es calidad genética” y aunque muchos creerían que está rodeada de pretendientes, eso no es así.

“He conocido gente, pero no me he vuelto a enamorar. He amado varias veces, pero en los últimos años no ha habido alguien de quien me enamorara plenamente. No he descartado el amor, pero las mujeres que tenemos hijos con educación en proceso queremos a alguien que encaje en ese proyecto de vida. Alguien no puede decirme que me quiere mucho a mí y me saque de mi entorno. Hay cosas que son una constante en mi vida: mi compromiso social, mis hijos y mi familia. El que encaje en eso debe ser generoso, transparente, honesto y fiel”.

Su etapa como esposa de Ricardo Maduro quedó atrás pero “siempre hemos contado con la ayuda económica suya. Ha sido apoyo incondicional, y es muy bueno y excepcional. Somos amigos y nos llevamos muy bien”, afirma Ocaña que ahora ve todo con esperanzas, pero no le quita el sueño. “Ahora tengo una vida más llena. Si sucede, bien, si no, no pasa nada. No ando con un radar captando algo de atención y mucho menos amor”.

Definitivamente ha hecho un balance positivo de poder “tener a mis hijos y cambiarles la vida, de ser puente para ayudar a miles de personas. Eso lo compensa. Si me tocara volver a pasar por ello, lo haría solo por ellos. La vida no es para rencores”, confiesa.

Su día a día está colmada de cosas positivas y proyectos. No se detiene a pensar en personas que no le gustan y mucho menos pierde el tiempo con ironías o frivolidades.

Honduras, su patria

Hace ocho años se fue de Honduras, pero el tiempo no ha mermado la admiración y cariño de la gente. “Realmente yo siento el cariño del pueblo y eso que ya han pasado ocho años, me encuentro con hondureños en todas partes del mundo y es increíble los gestos de agradecimiento. En España me he reunido con la comunidad grande de hondureños. Hablo con ellos porque también son mi gente”.

Por ello publicó un libro cuyo balance final no ha sido culminado aún y los fondos que se recolecten servirán para beneficiar más hondureños con precariedad.

“Mi meta es hacer más invernaderos, la construcción de casas para familias con niños discapacitados, pruebas médicas, medicamentos e inaugurar el primer laboratorio de histocompatibilidad para trasplantes que va a comenzar a funcionar dentro de poco”.

Ya no lleva estudiantes a capacitarse a España porque faltan recursos institucionales y los 30 estudiantes que tenían previsto estudiar allá gracias a su gestión no pudieron concretar el sueño por falta de dinero.

Pero esto no ha sido un impedimento para desistir de su anhelo de ver a muchos hondureños felices. “Yo estoy abierta a colaborar. Me reuní con el alcalde de Tegucigalpa, conocí a la esposa de Calidonio y si en algo les puedo servir estoy a la orden. Mi experiencia está ahí”.

Ahora mismo Aguas trabaja en el Ministerio de Relaciones Exteriores en España. Es parte del cuerpo de auditores y contables del Estado. “No soy diplomática. Cuando yo hablo, hablo como Aguas Ocaña y no como representante de España y trabajo como todos los españoles, cuido de mis hijos, estudio con ellos, comparto con mi familia, mis padres y mis amigos de toda la vida”.

Abuela solidaria
Ahora con 50 años, la vida parece comenzar para Aguas. Será abuela pero del corazón. Apoya a una joven que será madre pronto y que “por mi edad yo le digo que seré abuela. El bebé tiene su padre y madre pero estoy feliz de que pronto nacerá. Yo la apoyo a ella. A finales de febrero nacerá y le tenemos todo preparado”.

Su ideal es ver a sus hijos preparados, que Millie mejore más de lo que espera y sorprenda. “Mis hijos no me dan disgustos. Quiero que sean independientes en la vida”. Con todo esto, la única palabra que puede definir la nueva etapa de Aguas Ocaña es plenitud, donde el balance del alma, la razón y el corazón se unen para hacer de esta española un ser de luz en la vida de muchos.