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Una pulsera y una clave para llegar vivo hasta el río Bravo

  • 15 junio 2017 /

Los coyotes dan a los migrantes centroamericanos una clave para entregar a 'los narcos' que intenten secuestrarlos en México.

San Salvador.

La familia de Horacio abandonó El Salvador al completo en 2016 tras recibir amenazas de muerte de las maras e inició un viaje que les llevó a EUA por la ruta más peligrosa, la del río Bravo, con una pulsera y una clave como escudo frente a los 'narcos'.

Horacio, deportado y solo en El Salvador con sus 19 años, recuerda que fue un jueves cuando abordó junto a sus padres y sus dos hermanos menores un autobús hacia Guatemala para encontrarse con el 'coyote', al que contactaron mediante 'conocidos'.

A partir de allí, Horacio y su familia se sumaron al flujo de emigrantes irregulares que cruzan Centroamérica por caminos a menudo controlados por bandas criminales y carteles de la droga.

GRA114 SAN SALVADOR (EL SALVADOR), 14/06/2017.- Horacio (nombre falso) abandonó El Salvador con su familia al completo en 2016 y alcanzó Estados Unidos, pero fue deportado. Ha vuelto solo a su país mientras su familia espera una decisión judicial respecto a su estatuto de refugiado. MINDS/EFE/Oscar Rivera

Horacio, 19, fue deportado a El Salvador. Se encuentra a la espera de que una corte de EUA le de trámite a su petición de asilo.


Dos días después, cruzaron la frontera entre Guatemala y México ocultos en una camioneta y llegaron a Chiapas, donde su vida se redujo a viajar sofocado en camiones, ocultarse en casas de seguridad, padecer sed y hambre.

'En cada casa a la que llegábamos había gente de distintos países, (...) dormíamos en el suelo sobre colchonetas desgastadas, sucias, con insectos' y 'siempre que nos movían, lo hacían de noche' para pasar los retenes policiales, aunque en su mayoría eran sobornados para dejar la vía libre, relató.

Un fortuito fallo mecánico y la aparición 'milagrosa' de un patrulla policial los libró de un grupo de secuestradores, que huyeron.

La madre de Horacio, 'angustiada y llorando por la situación por la que habíamos salido del país, les dijo (a los policías) que no podíamos regresar' y les pidió 'el inmenso favor' de dejarlos seguir.

Uno de los oficiales 'nos dijo que nos iba a dar la oportunidad de que no nos iba a remitir a Migración, sino que nos iba a dejar en una terminal (de autobuses) para que nos fuéramos a donde teníamos que irnos', añadió, defendiendo que no tuvieron que sobornarlo.

Foto: La Prensa

Los indocumentados centroamericanos que no portan una pulsera o una clave para darla a los narcos son secuestrados.


Los coyotes les mandaron un nuevo guía para reiniciar el camino, a ratos en tráiler y durante horas a pie, hasta llegar a Monterrey, por una región que es 'zona roja' por la disputa entre Los Zetas y el Cartel del Golfo.

'Te dan una pulsera y una clave' para cruzar esta zona de máximo riesgo, con las que el cartel, bajo cuya sombra se desplazaban, los pudiera reconocer. 'Si no portas esa pulsera o no tienes la clave, los mismos narcotraficantes te secuestran y te desaparecen', aseguró Horacio, que no quiso confirmar el cartel que lo movió.

La noche de un lunes en Reynosa, ya en el estado de Tamaulipas en la frontera con EUA, fue la última vez que Horacio vio a su padre y a su hermano menor. Ambos fueron los primeros en cruzar el río Bravo.

Dos días después, tras obtener 'luz verde' del jefe de la banda local y esquivar la cámara de un dron vigilante, Horacio, su madre y su hermana pequeña flotaban sobre una balsa en las aguas verdosas del mismo río.

'Cuando cruzamos y llegó un agente del 'sheriff' pensé que aquí se terminó esto, pero no sabía que se venía otra parte más difícil para mí y mi familia', se lamentó.



Separado de su familia, Horacio entró en una prisión de EUA. El resto de la familia quedó en libertad 'bajo palabra' y sabrá dentro de un año si reciben el asilo.

Horacio, por ser mayor de edad, no recibió ese beneficio y aceptó ser deportado a El Salvador, un mes y medio después de haber escapado de las 'maras'.

Por la 'corrupción' en la Policía y Fiscalía salvadoreñas decidieron no denunciar -conocían otros casos en los que las víctimas terminaron asesinadas 'como castigo por chivatos'- y emprender su huida hacia EUA. EFE