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Irán, la lejana Persia de la que partieron los Reyes Magos

  • 21 diciembre 2016 /

La capital, Teherán, o las antiguas capitales persas Chiraz e Ispahan son tres de los lugares imprescindibles que, además, muestra la realidad de hoy y la cultura ancestral.

    Teherán, Irán.

    No eran reyes. Ni magos. Y no se sabe exactamente de dónde procedían, salvo que venían del lejano Oriente.

    Algunas teorías de las que intentan dar explicación exacta a los textos bíblicos indican que Melchor procedía de Persia (Irán), Gaspar de la India y Baltasar de Arabia.

    La lejana Persia… un territorio amplio, vasto, vastísimo en aquel entonces. Y lejano, pues las distancias eran mayores hace 21 siglos cuando se recorrían en camello o dromedario que ahora, que se salvan a bordo de un avión.

    Que los tres -los Evangelios no dicen cuántos eran, se supuso que eran tres porque tres eran los regalos que llevaron a Belén- venían del mismo lugar, de Persia, es una de las teorías… Pero hay otras hipótesis que indican que cada uno de ellos partió de un lugar diferente.

    Ahora, en las vísperas de la celebración del Nacimiento, cuando quedan pocos días para recordar la llegada de los Magos -que no hacían magia, eran astrónomos, sabios… término que en griego antiguo se decía magos– hay que hacer el viaje inverso: vaya a Irán, el lugar desde el que partió el rey Melchor.

    Foto: La Prensa


    Camino a la mágica Persia
    Y hablando de magia, Irán es uno de esos destinos fascinantes, evocadores, casi mágicos seguramente a consecuencia de la larguísima historia que guarda. Pero también es un país que provoca cierta reticencia…

    No obstante, prejuicios aparte, este país bien merece unos días para conocerlo. Porque, antes que las tensiones religiosas y los problemas políticos estuvo la fabulosa Persia, que continúa allí muchos siglos después de que se evaporara el imperio.

    La capital, Teherán, o las antiguas capitales persas Chiraz e Ispahan -oasis en el desierto ambas y ejemplos arquitectónicos las dos- son tres de los lugares imprescindibles que, además, muestra la realidad de hoy y la cultura ancestral.

    Chiraz, a unos 900 kilómetros al sur de Teherán, ciudad universitaria, es, además, el punto de partida para visitar restos arqueológicos tan interesantes como los de Persépolis, que se encuentran a sólo 50 kilómetros de allí.

    Los restos precisan de cierta imaginación por parte del viajero para lograr hacerse una idea de la majestuosidad de lo que fue aquella ciudad, destruida por Alejandro Magno en el 331 a.C. y cuyos restos permanecieron ocultos hasta los comienzos de la década de los 30 del siglo pasado.

    Más cerca de Teherán se levanta Ispahan, la otra antigua capital persa, que atesora algunos monumentos, sobre todo mezquitas, que no se pueden dejar de conocer en un viaje a Irán, como la Gran Mezquita, o la de Shah.

    Vista general de Ispahán


    Fue dos veces capital del imperio y reúne varios Patrimonios de la Humanidad. Ispahan, la tercera ciudad más poblada y el principal destino turístico de Irán, se sitúa en una llanura a orillas del río Zayandeh y está llena de bulevares arbolados, amplias avenidas y bellísimas plazas, palacios, mezquitas y jardines.

    Hay otros muchos lugares que tener en cuenta al plantear el viaje a Irán, ciudades que son auténticos oasis en el desierto, como Bam; otras son un compendio de características árabes como los azulejos, los bazares y el descanso ante un té, como Esfahan.

    Teherán
    Pero ya sea al comienzo o al final del viaje (o en ambas ocasiones) el vuelo lo “obligará” a pisar Teherán, la capital iraní.

    Una ciudad, como tantas otras capitales árabes, caótica, mal planificada… pero con una buena cantidad de edificios interesantes por su historia y por su arquitectura -como la mezquita de Sepahsalar– y un puñado de buenos museos, desde el Arqueológico, que está considerado como el mejor del país, hasta el museo de Alfombras.

    Foto: La Prensa

    Laberíntico Bazar de la ciudad de Tabriz, Patrimonio de la Humanidad.