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Honduras: Fotografías que nos llenan de orgullo

  • 03 mayo 2015 /

Estas imágenes forman parte de los grandes tesoros naturales que poseemos en Honduras.

Honduras.

A las serpientes del género Atropoides se les suele llamar popularmente “mano de piedra”. Son gruesas, no muy grandes y venenosas. Otras personas les dicen “timbos” y dependiendo de dónde vayamos, oiremos hablar de “timbos negros” o “timbos cafés”, según el color predominante de la serpiente.

Allá por 2008, Jorge Ferrari-Castro y el doctor Eric Smith, del Museo de Herpetología de la Universidad de Texas, descubrieron en la Montaña de Botaderos, Olancho, una serpiente Atropoides que no concordaba con las características de las otras especies ya conocidas del mismo género.

La nueva serpiente, desconocida para la ciencia hasta ese momento, fue denominada con el nombre de Atropoides indomitus, en honor al grupo de exploradores y científicos que organizaron esta y otras expediciones.

Una serpiente que solo vive en Honduras y en ninguna otra parte del mundo.

Pero, para gozo de los apasionados por estos ofidios (y temidos por muchos más), no es la única serpiente venenosa endémica del país.

La Bothriechis marchi vive en el norte de Honduras y se le ha reportado entre los 500 y 1,500 metros sobre el nivel del mar; es decir, en montañas bajas (aunque también hay ahora registros de su presencia en la parte noreste de Guatemala).

Pareciera que los reptiles son especies únicas de nuestra fauna que nos vuelven importantes a nivel mundial. Especies de las que el mundo entero (con excepción de los científicos) desconoce su existencia, pero que son, por definirlas de alguna manera, muy catrachas.

Siempre he pensado que si nos enseñaran desde la primaria o la secundaria que poseemos como nación estos tesoros naturales, creceríamos con mayor orgullo por la patria. Ya no pensaríamos que nuestros mejores representantes son solamente el mundo maya de Copán o el arrecife coralino de las Islas de la Bahía o la Biosfera del Río Plátano. Hay más, muchos más.

Calaveras brillantes de Talgua: muy cerquita de Catacamas, Olancho, se encuentran las Cuevas de Talgua. Un cementerio secundario que alojó estas osamentas muy particulares.

Por ejemplo, en la ciudad Novia de Honduras, gracias a Bob Lehman y su Museo de Mariposas y Otros Insectos, conocí a la que muchos consideran la mariposa nocturna más grande del mundo: la Thysania agrippinade.

Fue colectada por Bob en el Parque Nacional Pico Bonito, si mal no recuerdo. Y da orgullo que esta especie, que habita desde México hasta algunos países de América del Sur, viva en nuestros escenarios naturales.

Así que la pregunta es: ¿cuántos tesoros naturales o culturales poseemos como nación?

Estas fotografías forman parte de la respuesta. Ellos también son nuestros mejores embajadores.