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San Luis Potosí, majestuosa puerta al desierto

  • 24 marzo 2017 /

Patrimonio de la humanidad desde 2010 es San Luis Potosí.

La Habana, Cuba.

En la antesala de un desierto, la ciudad de San Luis Potosí se impone majestuosa y hace alarde de una bella arquitectura, heredera de un pasado colonial.

Patrimonio de la humanidad desde 2010, San Luis Potosí se enclava en el Camino Real de Tierra Adentro, una ruta comercial que conectaba a la actual capital mexicana con el sur de lo que hoy es Estados Unidos.

Fundada en 1592 por los españoles, San Luis Potosí tomó el nombre de la localidad de Potosí de Bolivia, con quien compartía minas de oro y plata. A 425 años de su creación y en medio de un paraje árido, que sirve de puerta al desierto del norte mexicano, la ciudad no ha perdido un ápice de su esplendor colonial.

Sosegada, cuidada y con una agradable temperatura buena parte del año, el centro histórico de la ciudad es, desde 2010, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco como parte del Camino Real de Tierra Adentro, una ruta comercial de 2.560 kilómetros de longitud que empezaba en Ciudad de México y terminaba en Santa Fe, Nuevo México.

Foto: La Prensa

Teatro de la Paz

De la Plaza de Armas al Parque de Tangamanga
La Plaza de Armas es uno de los puntos indispensables en toda visita a esta urbe. En uno de los lados se ubica la Catedral Metropolitana, de estilo barroco y construida entre 1670 y 1730. En su interior guarda varios tesoros de arte sacro, como las esculturas de los doce apóstoles

A unos metros, aparece imponente el Palacio de Gobierno, coronado con un reloj del 1910 que festeja el centenario de la Independencia y en cuyos salones se describen importantes momentos de la historia de México.

A apenas unas calles se encuentra la Plaza de los Fundadores, otra de las joyas de San Luis Potosí porque, en sus alrededores destacan construcciones indispensables para el crecimiento de la ciudad, como el Edificio Central de la Universidad, que ocupa el inmueble que los jesuitas construyeron para su colegio en el siglo XVII.

También la Iglesia de la Compañía y Capilla de Loreto, cuya llamativa fachada es un claro ejemplo de barroco salomónico.

En el nutrido centro histórico, que puede visitarse con tranquilidad y junto a sus museos en un fin de semana, también destacan zonas verdes como el Jardín de San Francisco, con un templo en uno de sus laterales colmado de obras pictóricas y escultóricas y una sacristía digna de admirar.

En otra esquina del centro histórico se halla el templo del Carmen, un notable ejemplo de barroco mexicano. En el jardín del mismo nombre se halla también el insigne Teatro de la Paz, un edificio de estilo neoclásico construido a finales del siglo XIX, que acostumbra a acoger actividades culturales.