Todas las virtudes humanas están, en mayor o menor grado, relacionadas con alguna de las cuatro virtudes cardinales. Sin embargo, pocas lo están como la del respeto. Porque esta virtud es tan importante para la supervivencia de la especie que, sin ella, no hay vida posible, tanto a nivel individual como colectivo. Respetarse y respetar es una exigencia a la que se debe responder pronta y responsablemente, si de verdad deseamos que la convivencia sea posible.