Santa Bárbara, Santa Bárbara
'Siempre tuvo la iniciativa de trabajar para ayudar en casa', dijo entre lágrimas Ana Cruz, madre de José Antonio Pineda Fernández de 10 años que murió quemado el miércoles en Santa Bárbara. Tras una explosión en su vivienda.
Los restos del pequeño fueron trasladados la mañana de este jueves al cementerio general de la ciudad occidental.
La vida de este niño y sus sueños, fueron cortados abruptamente cuando la cohetería clandestina, que tenía su padre Ubaldo Pineda de 40 años, estalló con extrema violencia.
'El menor soñaba con entrar al colegio Eulogio Galeano Trejo y ser alguien para su familia', contó la profesora Deysi Sagastume.
La tragedia ocurrió la mañana del miércoles cuando el sol comenzaba a calentar. Alas 6:40 am los vecinos escucharon un tremendo estruendo en el barrio La Magdalena.
El pequeño Fernández murió, y sus dos hermanitos Selvin Pineda Fernández (8) y Wilson Pineda (3) resultaron heridos. Su padre, Ubaldo Pineda, fue trasladado al hospital Escuela Universitario de Tegucigalpa.
Las miradas fueron dirigidas con mucha lástima hacia la casa de Ubaldo Pineda, la única cohetería clandestina. Ahí, un angustiado padre, elaboraba junto a sus hijos bombas de mano para ganarse la vida, y, luego, las vendía en las ferias de los municipios pateplumas.
'Siempre tuvo la iniciativa de trabajar para ayudar en casa', dijo entre lágrimas Ana Cruz, madre de José Antonio Pineda Fernández de 10 años que murió quemado el miércoles en Santa Bárbara. Tras una explosión en su vivienda.
Los restos del pequeño fueron trasladados la mañana de este jueves al cementerio general de la ciudad occidental.
La vida de este niño y sus sueños, fueron cortados abruptamente cuando la cohetería clandestina, que tenía su padre Ubaldo Pineda de 40 años, estalló con extrema violencia.
'El menor soñaba con entrar al colegio Eulogio Galeano Trejo y ser alguien para su familia', contó la profesora Deysi Sagastume.
La tragedia ocurrió la mañana del miércoles cuando el sol comenzaba a calentar. Alas 6:40 am los vecinos escucharon un tremendo estruendo en el barrio La Magdalena.
El pequeño Fernández murió, y sus dos hermanitos Selvin Pineda Fernández (8) y Wilson Pineda (3) resultaron heridos. Su padre, Ubaldo Pineda, fue trasladado al hospital Escuela Universitario de Tegucigalpa.
Las miradas fueron dirigidas con mucha lástima hacia la casa de Ubaldo Pineda, la única cohetería clandestina. Ahí, un angustiado padre, elaboraba junto a sus hijos bombas de mano para ganarse la vida, y, luego, las vendía en las ferias de los municipios pateplumas.
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