28/04/2024
09:47 AM

Sepultan a predicador en medio de dolor y clamor por justicia

  • 08 diciembre 2018 /

    Tegucigalpa, Honduras.

    Era constante el anhelo de tener algún día su propia casa para dejárselas como patrimonio a sus tres hijas, incluso hasta el último día que vio y platicó con su esposa.

    Entre lágrimas, pero confiada en que está descansando en la paz de Dios, doña Sonia Alonzo Ávila preserva el recuerdo de su cónyuge Dennis Edgardo Álvarez como un padre abnegado y detallista.

    “Él decía: algún día yo voy a tener mi propia casa que dejarles a mis hijas, sacarlas de donde vivimos a un lugar mejor”, relató durante el velatorio de su ser amado, con quien ya tenía 13 años de matrimonio. “Siempre (Dennis Edgardo) tenía un detalle para mí, no llegaba a la casa sin llevarme algo y él me decía para ti y mis hijas lo mejor”. Cada vez que la llamaba por teléfono le pedía en todo momento que cuidara a sus pequeñas, recordó la ahora viuda.

    La consternación por la muerte del comerciante y el clamor por justicia se dio por parte de los dolientes durante su funeral y posterior sepelio.

    En un confuso hecho acaecido la noche del miércoles anterior en el parqueo de un centro comercial capitalino, Álvarez fue herido de bala cuando abrió por equivocación el carro del capitán Edwin Froylán Castro Turcios, de las Fuerzas Armadas.

    El malogrado predicador de las Sagradas Escrituras fue llevado de urgencias al Hospital Escuela, donde se le intervino quirúrgicamente, pero no resistió la gravedad de las lesiones provocadas por el militar que le disparó en una parte de su rostro.

    Al oficial de la institución castrense que se especializó como francotirador se le dictó detención judicial al imputarle el delito de homicidio en su grado de ejecución de tentativa, remitiéndolo al Centro Nacional Penitenciario de Támara. Tanto la víctima como el victimario habían aparcado el día del incidente una camioneta marca Honda de iguales características y casi contiguas.

    Justicia.

    María Castro Mondragón, madre de Álvarez, muy acongojada reiteró que “les pido a las autoridades que se haga justicia porque me han llevado un pedazo de mi corazón y sus niñas han quedado sin el pan de cada día porque él trabajaba para ellas y su esposa”.