Santa Bárbara, Honduras.
Doña Walterina Escobar no ha dormido ni comido desde que su hijo desapareció, y ahora que se presume que el cuerpo está en una de las fosas clandestinas halladas en una propiedad de San José de La Sierra el sufrimiento es más, pues el Ministerio Público no ha comenzado las exhumaciones.
Sentada en un tronco de madera ha pasado durante el fin de semana y ayer esperando que las autoridades lleguen a realizar su trabajo, pero no hay suficiente personal de Medicina Forense, según lo que han indicado autoridades del Ministerio Público que gozan de un periodo de vacaciones.
Desde el sábado 9 de julio, las fosas fueron descubiertas por la Policía luego de que capturaran a cuatro miembros de un grupo antisocial que se habían apoderado de una propiedad ubicada en medio de plantaciones de plátano y papaya.
Los presuntos mareros al parecer llevaban a sus víctimas a la casa, donde los torturaban y les quitaban la ropa, la cual fue reconocida por los familiares de varios jóvenes de la aldea La Acequia y Santa Elena que están desaparecidos.
Doña Walterina Escobar es madre de Óscar Antonio Sarmiento, quien junto con Franklin Josué García Rodríguez y José Marlon López Gámez salió el 30 de junio a pescar a una zona cercana y no regresó a su casa.
La angustia también la vive Geovany García, padre de Franklin Josué, quien en los predios de la propiedad encontró los zapatos que andaba su hijo.
“Nos han tenido esperando desde el sábado. Yo estoy seguro de que mi hijo está enterrado en las fosas. Nos siguen engañando diciéndonos que vendrán las autoridades y no lo hacen”, lamentó ayer.
Además de los tres muchachos, también es buscado José Sabel Alba Oliva, que andaba recogiendo pedidos de una empresa de pollo cuando desapareció en su motocicleta.
Después de matar a sus víctimas, los mareros las enterraron en las fosas cavadas debajo de una matas de plátano.
El 8 de junio fueron detenidos Milton Yovani Zaldívar Hernández, Edwin Adonay Hernández y Heidi Lorena Milla Melgar, a los que les decomisaron un fusil AK-47, dos revólveres, munición y un chaleco antibalas de la Policía Nacional. Los sospechosos tenían también una lista descrita por la Policía como “satánica”, ya que en la misma tenían escritos rituales utilizados en la muerte de personas.
Conforme a las investigaciones de la Policía, en la zona de La Acequia y Santa Elena hay otro grupo de delincuentes que se ha apoderado de casas y propiedades, por lo que ya están siendo identificados.
Doña Walterina Escobar no ha dormido ni comido desde que su hijo desapareció, y ahora que se presume que el cuerpo está en una de las fosas clandestinas halladas en una propiedad de San José de La Sierra el sufrimiento es más, pues el Ministerio Público no ha comenzado las exhumaciones.
Sentada en un tronco de madera ha pasado durante el fin de semana y ayer esperando que las autoridades lleguen a realizar su trabajo, pero no hay suficiente personal de Medicina Forense, según lo que han indicado autoridades del Ministerio Público que gozan de un periodo de vacaciones.
Desde el sábado 9 de julio, las fosas fueron descubiertas por la Policía luego de que capturaran a cuatro miembros de un grupo antisocial que se habían apoderado de una propiedad ubicada en medio de plantaciones de plátano y papaya.
Los presuntos mareros al parecer llevaban a sus víctimas a la casa, donde los torturaban y les quitaban la ropa, la cual fue reconocida por los familiares de varios jóvenes de la aldea La Acequia y Santa Elena que están desaparecidos.
Doña Walterina Escobar es madre de Óscar Antonio Sarmiento, quien junto con Franklin Josué García Rodríguez y José Marlon López Gámez salió el 30 de junio a pescar a una zona cercana y no regresó a su casa.
 Familiares de Franquil Josué ayer amenazaban con sacar los cadáveres porque las fiscales y forenses no llegaron durante todo el día.
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“Nos han tenido esperando desde el sábado. Yo estoy seguro de que mi hijo está enterrado en las fosas. Nos siguen engañando diciéndonos que vendrán las autoridades y no lo hacen”, lamentó ayer.
Además de los tres muchachos, también es buscado José Sabel Alba Oliva, que andaba recogiendo pedidos de una empresa de pollo cuando desapareció en su motocicleta.
Después de matar a sus víctimas, los mareros las enterraron en las fosas cavadas debajo de una matas de plátano.
 Los zapatos de Franklin Josué están tirados en la propiedad donde su familia afirma que está enterrado.
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Conforme a las investigaciones de la Policía, en la zona de La Acequia y Santa Elena hay otro grupo de delincuentes que se ha apoderado de casas y propiedades, por lo que ya están siendo identificados.
