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Mezapa llora por asesinato de hermanas hondureñas en México

  • 24 junio 2013 /

Dos hermanas viajaron ilegalmente a los Estados Unidos pero fueron asesinadas en su intento.

La triste historia de buscar el sueño americano terminó en muerte finalizando mayo en México, cuando dos jóvenes hermanas intentaron llegar a Estados Unidos siguiendo un objetivo, sacar de la pobreza a sus padres.

La familia Cruz Bonilla del barrio Brisas del Río Dos, que vive de la venta de tortillas, ha sufrido una tragedia tras otra, pues además de la muerte de las hermanas, dos de sus hijos varones están recluidos en México, al ser detenidos por migración mientras residían en un barrio del Distrito Federal. Hasta hoy, Arnulfo y Melva, padres de las ultimadas hermanas, no tienen noticias de sus otros hijos Reinaldo y Miguel Ángel, de 27 y 18 años respectivamente, desde hace más de un mes.

Angustia

Melva Bonilla, la sufrida madre, relató a LA PRENSA ayer durante el velorio, previo al entierro de sus hijas, que recibió la lamentable noticia gracias a este rotativo, ya que desde hace 26 días encontró que hallaron a dos jóvenes ultimadas en un sector del estado mexicano de Chiapas.

“Yo le decía a ella que no se fuera porque tenía a su hija tiernita, pero ella insistió en irse y me decía ‘mamá, yo me voy a ir para el otro lado para que deje de moler y hacer tortillas’, pero el destino de ellas era ese y allí no hay nada qué hacer”, lamentó.

Melva aseguró que ella intentó detenerlas pero fue en vano el esfuerzo y decidió cuidar a su nieta.

Cinthia Carolina Cruz Bonilla (19), dejó a su hija de dos meses de nacida, con su madre, para viajar junto a su hermana Sandra Leticia Cruz Bonilla (16).

Lo que la familia conoció del violento hecho fue que Cinthia y Sandra iban en el interior de un tren, pero el grupo delictivo “Los Zetas”, les habrían pedido 100 dólares a cada una, sin embargo, no llevaban esa cantidad de dinero y fueron lanzadas desde el ferrocarril en marcha y luego les habrían disparado varias veces, incluso les dieron con machetes.

Melva dice que deja todo en manos de Dios, “nosotros somos humildes y luchadores, viviendo pobre pero con honradez y solo nos toca recordar cómo eran ellas después de 25 días de angustia por no saber qué día llegarían los cuerpos y ahora nos queda esperar a los varones y por eso le pido al presidente lobo que nos ayude para que los traigan rápido de México”.

Las jóvenes que eran populares en el barrio Brisas del Río de Mezapa, se caracterizaron por su don de servicio, humildad y alegría, ya que cada día ayudaban a su madre a hacer tortillas para obtener sus pocas ganancias y alimentar a la familia.

La destrozada madre recuerda cada noche a Cinthia y Sandra y asegura que le hablan. “Las veo y me dicen que no me preocupe, que ellas están bien en un lugar muy bonito”, comentó.
Arnulfo Cruz, padre de las víctimas, agregó que espera que los hechores paguen por lo que le hicieron a sus hijas.

“Supimos que la policía de México los agarró y confesaron lo que habían hecho y lo peor es que supuestamente uno de ellos es hondureño, pero no sabemos nada más del caso ni de lo que les pasará a ellos”, expresó.

“Me vine a puro jalón”

Franklin Omar Cruz Bonilla, contó su experiencia de viajar en calidad de ilegal en los trenes mexicanos y por las carreteras de aquel país, del cual no quiere saber nada más que el paradero de sus hermanos recluidos.

Fueron cuatro días que viajó desde que supo lo ocurrido a sus hermanas, en las que no logró dormir lo suficiente, ya que de bus en bus y con la dificultad de la falta de dinero para pagar algunas rutas, Franklin relató a LA PRENSA que no volverá a viajar hacia Norteamérica.

“Tuve que pedir jalón para poder llegar a Honduras, porque quería despedirme de mis hermanitas porque me duele tanto lo que les hicieron y me tocó viajar durante cuatro días; día y noche para poder llegar a tiempo a mi país”, dijo.

Franklin salió de Honduras hace unos seis meses siguiendo a sus hermanos Reinaldo y Miguel para continuar el viaje hacia Estados Unidos, no obstante, al llegar al Distrito Federal, no encontró a sus hermanos, “y empecé a trabajar en la construcción para agarrar dinero y seguir el viaje”.

Los Cruz Bonilla tienen 35 años de matrimonio y son oriundos de Valle, pero desde hace 24 años residen en Mezapa, Atlántida.