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Policía atribuye a pelea de territorio crimen en Tegucigalpa

  • 14 agosto 2016 /

Tegucigalpa, Honduras.

Los corazones de ocho familias hondureñas se partieron en pedazos cuando al abrir las puertas de sus hogares a la medianoche descubrieron la horrenda escena de que sus familiares yacían muertos en charcos de sangre.

La matanza fue en la colonia Altos de Loarque al sur de Comayagüela. Cuando en medio de los tragos celebraban el pase a semifinales en los Juegos Olímpicos, desconocidos les arrebataron la vida. A la 1:30 am, una camioneta ingresaba rápidamente a las calles de tierra del sector y se estacionó frente a los infortunados.

Supuestamente vestidos de civiles y con chalecos policiales, los criminales pidieron a las víctimas sus cédulas, una vez que los hombres las mostraron, los disparos contra ellos empezaron y la tranquila colonia se convirtió en una zona de guerra.

Foto: La Prensa

Familiares y amigos de los fallecidos lamentaron el hecho criminal.
Según la Policía, en la escena quedaron dispersos al menos 74 casquillos de bala, la pared externa de la casa en donde estaban sentados era casi un paredón de fusilamiento.

Según versiones policiales, este brutal hecho podría tener su origen en una pelea de territorio entre pandillas, incluso, se maneja que podría tratarse de una venganza pandillera por el tiroteo que se suscitó unas horas antes en la colonia La Rosa de Comayagüela, en la que tres personas perdieron la vida.

Horror

Momentos después de los disparos, los vecinos salieron y descubrieron con horror que los charcos que iluminaban las lámparas de los postes era la sangre de sus seres queridos.

Con el llanto desgarrador varios pobladores se abalanzaban sobre los cuerpos de los occisos.

Seis de los ocho cadáveres quedaron tendidos cerca uno de otro. En el ataque murieron los primos Javier Alcides Vindel (33) y Jason Villafranca Vindel (19).

Foto: La Prensa

Los pobladores reaccionaron alarmados.
Denis Martínez (28) y Josué Cruz (22), quienes también eran primos.

A ellos se suman Sergio Sánchez (43), Marco Antonio Sarmiento (29), David Alejandro Castro (24) y Walter Geovani Bustillo (21), varios de ellos se dedicaban al transporte.

Incluso, un perro a quien llamaban Oso, no se escapó de los disparos.

Investigaciones

La Policía en un comunicado informó horas después que “según las investigaciones en la escena del crimen, dos de los occisos son miembros de una pandilla que opera en la capital y, a quienes tras reconocerles los hechores dispararon causándole su muerte de inmediato. Acto seguido procedieron a dar muerte a sus acompañantes que departían bebidas alcohólicas en el lugar”.