San Pedro Sula, Honduras.
Sentada en el corredor de su casa, doña Blanca Lara enjuga con el dorso de sus manos las lágrimas que brotan de sus ojos cansados pensando que el Año Nuevo no recibirá el abrazo de su hijo Melbin René Sánchez, a menos de que Dios se lo regrese vivo.
“Siempre me trae manzanas y uvas o me da dinero para los tamales, pero ahora a saber”, manifiesta la mujer al recordar a Melbin René (de 38 años), quien se encuentra desaparecido desde hace más de un mes. Unos hombres lo raptaron este 10 de noviembre y se llevaron su carro mientras vendía boletos en la zona viva de San Pedro Sula para entrar al estadio a ver el partido entre Honduras y Panamá.
Lo más seguro es que se lo llevaron para robarle el carro y el dinero que siempre cargaba en las bolsas, ya que su trabajo principal era cambiar dólares y otras monedas extranjeras, dicen sus familiares. Con las prestaciones que le dieron hace diez años en una maquila de Naco empezó a trabajar como cambista y dedicarse a otros negocios que le proporcionaron una envidiable solvencia económica.
Construyó su casa en Naco, donde vivía con su esposa Leticia López y sus dos hijos menores. También tenía un pick up Nissan Navara último modelo en el que había salido de su casa dos días antes de que varios sujetos lo metieran a la fuerza en otro carro y se lo llevaran.
Cuando tenía mucho trabajo solía quedarse en San Pedro en casa de unos amigos, por eso a Leticia no le extrañó que, al despedirse, dijera que regresaría a la casa hasta el jueves 10. Ese fue el último día que lo vieron mientras vendía los boletos en las cercanías de Antojitos Mexicanos.
La cámara de un establecimiento cercano grabó el momento del rapto, pero ni aun con ese testimonio la Policía ha logrado dar con el paradero del cambista ni de su vehículo, manifestaron familiares.
Su madre, quien vive arriba de Naco, en una comunidad que se llama Santa Lucía, refiere que su hijo era quien ponía la nota alegre en esa aldea cuando llegaba a visitarla en Nochebuena, pues era amante de la música, los cohetes y las chispitas navideñas. Su corazón le dice que está vivo, por eso se refiere a él como desaparecido. “Es el que me mantiene, siempre viene a dejarme dinero para la comida. Pido en nombre de Jesús que me lo suelten y me lo vengan a dejar. Ellos también tienen madre”.
La esposa no duerme pensando en que su amado puede volver. “Cualquier ruidito que oigo a medianoche me despierta, pienso que me lo vienen a dejar”. Sin embargo, aunque tiene esperanza de que vive, también es consciente de que pudo haberle sucedido lo peor.
Sentada en el corredor de su casa, doña Blanca Lara enjuga con el dorso de sus manos las lágrimas que brotan de sus ojos cansados pensando que el Año Nuevo no recibirá el abrazo de su hijo Melbin René Sánchez, a menos de que Dios se lo regrese vivo.
“Siempre me trae manzanas y uvas o me da dinero para los tamales, pero ahora a saber”, manifiesta la mujer al recordar a Melbin René (de 38 años), quien se encuentra desaparecido desde hace más de un mes. Unos hombres lo raptaron este 10 de noviembre y se llevaron su carro mientras vendía boletos en la zona viva de San Pedro Sula para entrar al estadio a ver el partido entre Honduras y Panamá.
Lo más seguro es que se lo llevaron para robarle el carro y el dinero que siempre cargaba en las bolsas, ya que su trabajo principal era cambiar dólares y otras monedas extranjeras, dicen sus familiares. Con las prestaciones que le dieron hace diez años en una maquila de Naco empezó a trabajar como cambista y dedicarse a otros negocios que le proporcionaron una envidiable solvencia económica.
Construyó su casa en Naco, donde vivía con su esposa Leticia López y sus dos hijos menores. También tenía un pick up Nissan Navara último modelo en el que había salido de su casa dos días antes de que varios sujetos lo metieran a la fuerza en otro carro y se lo llevaran.
 Procreó dos hijos con su esposa Leticia y otro fuera del matrimonio.
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La cámara de un establecimiento cercano grabó el momento del rapto, pero ni aun con ese testimonio la Policía ha logrado dar con el paradero del cambista ni de su vehículo, manifestaron familiares.
Su madre, quien vive arriba de Naco, en una comunidad que se llama Santa Lucía, refiere que su hijo era quien ponía la nota alegre en esa aldea cuando llegaba a visitarla en Nochebuena, pues era amante de la música, los cohetes y las chispitas navideñas. Su corazón le dice que está vivo, por eso se refiere a él como desaparecido. “Es el que me mantiene, siempre viene a dejarme dinero para la comida. Pido en nombre de Jesús que me lo suelten y me lo vengan a dejar. Ellos también tienen madre”.
La esposa no duerme pensando en que su amado puede volver. “Cualquier ruidito que oigo a medianoche me despierta, pienso que me lo vienen a dejar”. Sin embargo, aunque tiene esperanza de que vive, también es consciente de que pudo haberle sucedido lo peor.
 De todos estaba pendiente, así como de su madre Blanca Lara, a quien visitaba los sábados.
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