Tegucigalpa, Honduras.
Una jovencita que se salió del aula de clases para ir a pasear con una amiga, fue encontrada muerta ayer en el desvío a la aldea Guasculile, carretera que conduce a Olancho.
La colegiala murió a causa de asfixia por estrangulamiento, después que malhechores la raptaron en un Comayagüela.
Dolientes identificaron a la víctima como Kerin Lizeth Vilches Fonseca (17), estudiante de último año de Bachillerato en el Instituto Intec de la aldea La Cuesta de la capital.
Mientras tanto, agentes de la DNIC realizan las averiguaciones de rigor con el fin de identificar a los responsables del hecho de violencia.
Alrededor de las 6:00 am, la Policía fue notificada que en la calle de tierra que conduce a Guasculile, a unos 300 metros de la carretera pavimentada que conduce a Olancho, yacía el cuerpo inerte de una joven.
El cadáver estaba tendido boca abajo sobre la maleza, amarrado de las manos para atrás con un cordón de zapatos y con signos de tortura.
Una doliente relató que la ahora occisa salió de su casa el martes a las 6:00 am a recibir sus clases, pero del colegio se fue con una amiga a jugar a unas canchas de la conflictiva colonia Villafranca y nadie volvió a saber nada sobre su paradero.
En lo que va del año se registran unas 115 mujeres que han perdido la vida en forma violenta en el país.
Una jovencita que se salió del aula de clases para ir a pasear con una amiga, fue encontrada muerta ayer en el desvío a la aldea Guasculile, carretera que conduce a Olancho.
La colegiala murió a causa de asfixia por estrangulamiento, después que malhechores la raptaron en un Comayagüela.
Dolientes identificaron a la víctima como Kerin Lizeth Vilches Fonseca (17), estudiante de último año de Bachillerato en el Instituto Intec de la aldea La Cuesta de la capital.
Mientras tanto, agentes de la DNIC realizan las averiguaciones de rigor con el fin de identificar a los responsables del hecho de violencia.
Alrededor de las 6:00 am, la Policía fue notificada que en la calle de tierra que conduce a Guasculile, a unos 300 metros de la carretera pavimentada que conduce a Olancho, yacía el cuerpo inerte de una joven.
El cadáver estaba tendido boca abajo sobre la maleza, amarrado de las manos para atrás con un cordón de zapatos y con signos de tortura.
Una doliente relató que la ahora occisa salió de su casa el martes a las 6:00 am a recibir sus clases, pero del colegio se fue con una amiga a jugar a unas canchas de la conflictiva colonia Villafranca y nadie volvió a saber nada sobre su paradero.
En lo que va del año se registran unas 115 mujeres que han perdido la vida en forma violenta en el país.
