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Decapitan a hondureña y a su hijo en Tegucigalpa

  • 16 febrero 2017 /

Arely Palencia y su hijo Allan Cerrato se dedicaban a administrar una caseta de venta de golosinas en un centro educativo.

Tegucigalpa, Honduras

Una escena dantesca tuvieron que presenciar ayer pobladores de la colonia La Soledad, al noroeste de la capital.

Foto: La Prensa

Arely Palencia Fuentes (50 años)

Con los primeros rayos del sol del día se develó el doble crimen en el que un hombre y una mujer yacían sin vida en una de las calles de tierra de la citada colonia.

El asombro de los colonos no era para menos, ambos cuerpos fueron totalmente decapitados.

Las víctimas: la señora Arely Palencia Fuentes (de 50 años), y su hijo Allan Antonio Cerrato Palencia (de 33).

A Doña Arely y su hijo Allan los raptaron a las 3:40 am en la colonia Unidad y Fuerza, de Comayagüela.

Los familiares manifestaron que sujetos a bordo de dos vehículos, un pick-up y una camioneta, primero raptaron a Allan a las 3:40 am.

Foto: La Prensa

Allan Cerrato (33 años)

Cuando los antisociales llegaron a la vivienda de Allan ingresaron a la fuerza y al ubicarlo lo encañonaron y sometieron para luego subirlo en la paila de uno de los carros.

En un mar de llanto y todavía con la oscuridad de la madrugada, en la casa del recién raptado quedaron su compañera de hogar, su hija de ocho años y un hijastro, quien es parte de la pequeña familia.

Con el joven en su poder, los delincuentes siguieron el camino de la muerte y después de recorrer tres cuadras llegaron a la casa de doña Arely, la madre de Allan.

Sin hacer mucho aspaviento ingresaron a la vivienda en la que todos dormían, ya que era cerca de las 3:45 am.

Como si supieran con antelación, llegaron hasta el dormitorio donde se encontraba la mujer y la sacaron por la fuerza sin que los demás miembros de la familia se enteraran, según se conoció.

Con el mismo sigilo con el que llegaron a ambas viviendas así se retiraron en la penumbra de la madrugada, dejando una estela de angustia y desesperación entre los familiares de las víctimas.

Foto: La Prensa

Sus hijos lloraron desconsoladamente al llegar al lugar en la colonia La Soledad.