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10:21 PM

Balacera en Centro El Carmen deja cinco menores muertos

  • 04 mayo 2014 /

Las víctimas eran miembros de la mara 18 y fueron atacadas con armas de grueso calibre, según las autoridades. Hay dos heridos y tres detenidos.

San Pedro Sula, Honduras

La “bomba de tiempo”, como es considerado el Centro Pedagógico El Carmen, estalló ayer tras un ataque perpetrado por menores internos en dicho reformatorio, dejando cinco muertos y dos heridos.

Según informaron autoridades policiales, a eso de las 4:30 pm de ayer, un grupo de menores infractores sacaron varias armas de grueso calibre de sus celdas y sometieron a uno de los guardias de seguridad, quitándole el arma y las llaves del resto de las celdas.

Luego los adolescentes se dirigieron al hogar de los menores simpatizantes de la mara 18, a quienes atacaron a balazos.

“Los hechos se producen cuando los menores recluidos en el hogar asignado para pandilleros de la mara 18 estaban cenando y fueron atacados a tiros por sus rivales de la Salvatrucha”, informó Óscar Sosa, subcomisionado de la Policía Nacional, jefe de la Unidad Metropolitana de Intervención de Prevención e Intervención Policial (Umep) número siete.

La balacera duró varios minutos antes de que los custodios pudieran intervenir y controlar a los menores.
Al menos tres de los menores que participaron en la balacera lograron fugarse del centro de rehabilitación y tres fueron capturados.

Escena del crimen

Cuando los agentes de la Policía Nacional y Militar entraron a las celdas de la mara 18 encontraron en los pasillos los cuerpos sin vida de cinco menores y dos heridos, que fueron trasladados por socorristas de la Cruz Roja a un centro asistencial. Las víctimas mortales fueron identificadas por las autoridades del recinto como Juan Carlos Tejeda Sandoval, Óscar Orlando Madrid Silva, Franklin Ulises Cover Murillo, Cristian Jovel Núñez y José Javier Mejía, las edades oscilaban entre 15 y 17 años.

En la escena se encontraron al menos 80 casquillos de armas de distintos calibres, entre ellos AK-47 y nueve milímetros.

Personal del Ministerio Público y de la Dirección Nacional de Investigación Criminal (DNIC) llegó al lugar para realizar las pesquisas y esclarecer el caso, sobre todo cómo los menores lograron ingresar armas de grueso calibre al correccional.

Debido a la histeria por la balacera, se mencionaba que durante el ataque se había lanzado una granada, lo cual fue descartado anoche por las autoridades debido a que no se hallaron fragmentos de la supuesta bomba ni evidencia de alguna explosión.

Versión de testigos

Testigos del ataque perpetrado en el centro de rehabilitación señalaron que los que perpetraron la balacera no eran menores recluidos en el lugar, sino hombres que llegaron de visita.

Según la versión que también fue recabada por las autoridades, un grupo de hombres llegó al lugar y tocaron el portón principal; cuando el guardia les abrió lo sometieron y le quitaron las armas y las llaves; luego cerraron el portón.

Acto seguido, los individuos comenzaron a disparar hasta llegar a las celdas donde permanecen recluidos los menores simpatizantes de la mara 18 y asesinaron a cinco de ellos.

Los hombres habrían huido saltando por los muros de la parte trasera; además se escaparon tres de los menores infractores.

Se conoció que las autoridades del centro de rehabilitación no se encontraban en el lugar en el momento del ataquey se desconoce cuántos custodios les daban seguridad a los 50 menores allí recluidos.
Familiares de los infractores, al enterarse del hecho, llegaron afuera de la correccional, donde en medio de la angustia buscaban información. Un agente dio los nombres de los fallecidos y varios rompieron en llanto.
“Esperaba que aquí me ayudaran a rehabilitarlo, pero ahora me lo llevo muerto”, expresaba la madre de una de las víctimas.

En la madrugada de este domingo, por otra parte, cuatro niños de entre dos y 13 años fueron asesinados a cuchilladas por desconocidos en el remoto municipio de Limón, unos 700 km al noreste de la capital hondureña, por causas desconocidas.

Honduras afronta una ininterrumpida ola de violencia que lo llevó a ocupar el primer lugar en homicidios del mundo, 79 por cada 100.000 habitantes en 2013, según el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional, y 75,6 según la policía.