Un total de 51 cabecillas de bandas criminales, entre ellos jefes de la pandilla 18, mara Salvatrucha y los internos comunes o los paisas fueron trasladados a la cárcel de máxima seguridad Marco Aurelio Soto, en Támara.
A pesar del amotinamiento que dejó tres internos muertos y decenas de heridos, el traslado de los reos considerados cabecillas de las maras y pandillas se llevó a cabo con éxito.
Dos helicópteros de la Fuerza Aérea movilizaron a los ocho internos más peligrosos de la zona norte.
Los trasladados de la pandilla 18 son Howen Alexis Romero, el Ratón; Olvin Reynaldo Arriaga Baca, Porki, implicado en la muerte de varios niños de la colonia La Pradera y Nahún Méndez Medina, Tacoma, máximo jefe de los 18.
Él fue condenado por los delitos de almacenamiento de armas de guerra y artículos policiales; su detención se logró cuando con otros pandilleros intentaba escapar de una persecución policial y se refugiaron en una vivienda de la colonia Los Molinos de San Pedro Sula.
Vea: Fotogalería del amotinamiento en penal de San Pedro Sula
Los otros cinco reos de los paisas fueron trasladados en el segundo helicóptero que despegó desde el Complejo Olímpico de la ciudad.
Autoridades militares informaron que el jefe de los paisas es Olvin Reynaldo Arriaga, quien, se supone, lideraba varias actividades delictivas como extorsión y sicariato.
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Nahún Montes Medina (Tacoma), Howen Romero (Ratón), Olvin Arriaga Baca (El Porqui), Olvin Mejía Amador, jefe de los paisas, Willian Mainor Sandres, Gabriel Zaldívar Valle, Edy Josué Carcamo, Danili Cardona, Carlos Castro, Cristhian López, Elton Muñoz, José Mendoza, Ángel Alvarado, Kenny Paz, Carlos Aguilar, Melvin Arévalo, Moisés Alberto Sabio, Christopher Velásquez, Wilmer Alexander Cruz, Luis Barrientos, Nelson Rivera, Cristian Ríos, Josué Hernández, Roberto Deraz, Carlos Ramos, Carlos Monge, Walter Ramírez, Nelson José Interiano, Carlos Roberto Cuevas y Manuel de Jesús López.
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El presidente Juan Orlando Hernández reveló anoche en un comunicado de prensa que 51 líderes de bandas criminales han sido trasladados a celdas de máxima seguridad de batallones y la Penitenciaría Nacional Marco Aurelio Soto, en Támara, por lo que se espera una reducción de la ola delictiva en el país.
“Es importante que el pueblo hondureño y los privados de libertad sepan que todas las fuerzas del Estado están impulsando estas acciones, que inician los pasos para terminar con el control que las bandas criminales han tenido en cárceles”, dijo Hernández.
“Era fundamental aislar a estos individuos porque desde las cárceles seguían ordenando actos delictivos”.