05/12/2025
05:14 AM

'Carlos”, el niño que sus padres corrieron de casa

Santa Bárbara, Honduras.

Ahogado en llanto y temblando de miedo, un pequeño de nueve años relató cómo sus padres adoptivos lo abandonaron, a su suerte, en la aldea Cacaulapa, municipio de Colinas en Santa Bárbara, en el occidente de Honduras, por supuestamente sustraer L1,400 de la vivienda donde residía con ellos.

El menor llevaba tres días durmiendo en la estación de policía, luego que un vecino denunciara, el domingo pasado, que estaba viviendo a la intemperie.

El patronato de la comunidad determinó que el niño no podría quedarse más en la minúscula cocina de barro que pertenece a la escuela de la aldea, donde este dormía desde hace un año, cuando sus padres lo corrieron de la casa. Entre sollozos el pequeño aseguró que “mi mamá no me quiere, me pegaba, me ponía a barrer y a lavar la ropa de todos en la casa”.

Relató que vivía junto a sus padres adoptivos en San Luis, Santa Bárbara, pero un día le dijeron que se tenía que ir y le sacaron la ropa a la calle. “Dijeron que me robé un dinero, pero yo no fui”, asegura el menor.

“Carlos”, como todos le “bautizaron”, ya que jamás fue inscrito en el Registro Nacional de las Personas, se convirtió en el hijo del pueblo, comía y se bañaba en todas las casas, pues la gente se solidarizó con la situación del pequeño.

Foto: La Prensa

Este era el lugar donde vivió el pequeño por un año.
“El come en cualquier casa, aquí todos lo cuidamos. Nos da mucha tristeza que tenga que dormir en la escuela, como si fuera un animalito. Yo le he dicho varias veces al papá que se lo lleve para su casa. No entiendo cómo lo pueden dejar solo”, declaró Pedrina Paz, vecina del lugar.

Sin embargo, algunos pobladores aseguran que el menor no está abandonado, ya que su papá, un profesor de esa localidad, lo visitaba con frecuencia y aducen que el comportamiento violento del pequeño los obligó a dejarlo en ese sitio.

“El papá da clases en la escuela de Cacaulapa, y se quedaba a dormir con el niño. Cuando él se iba se lo llevaba, pero con el tiempo el niño tuvo un comportamiento violento, comenzó a agarrar lo ajeno, dicen que les robó 1,400 lempiras e incluso amenazaba con ultrajar a sus hermanas; por eso sus papás lo dejaron viviendo solo. Él viene a verlo, pero no se lo lleva por temor a que les haga algo a sus otros hijos”, señaló un poblador de la localidad.

Recordó que el pequeño antes era un niño dulce y bien portado, pero al enterarse que era adoptado se volvió agresivo.

El pueblo está dividido en cuanto a la situación del pequeño, hasta se han hecho reuniones para discutir el problema y buscar una solución.

Un equipo de LA PRENSA buscó a los bisabuelos maternos del niño, que viven en la zona, pero dicen que no pueden acogerlo en su hogar porque no tienen cómo mantenerlo, ya que son muy pobres.

“Es más fácil que coma en la calle que en nuestra casa, nosotros somos gente pobre y no tenemos cómo darle ni un bocado de comida”, aseveró Mariano Paz, un anciano de 80 años. Explicó que su nieta era drogadicta y regaló al infante esperando que la pareja le diera una vida mejor.

Rescate

Marvin Baide, policía asignado a la Unidad Departamental de Santa Bárbara, dijo que un poblador llamó a la posta para reportar que un menor dormía en un campo de fútbol. “Lo encontramos en un lugar muy oscuro y llorando”, aseguró.

Osmín Sevilla, fiscal del Ministerio Público, informó que la evaluación que se le hizo al menor no muestra indicios de maltrato.

El menor fue trasladado ayer a uno de los centros de la Dirección de la Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf) en San Pedro Sula.