Tegucigalpa, Honduras.
Dos cadáveres enconstalados fueron encontrados la mañana del pasado jueves a orillas del anillo periférico de Tegucigalpa, capital de Honduras, informaron las autoridades locales.
De inmediato varios agentes de medicina forense y la Policía Nacional se presentaron al lugar del hallazgo y constataron que se trata de Glenys Yolanda Cruz Herrera (43) y su hijo José Gustavo Cruz Herrera (27), ambos residentes de la colonia Brisas de Olancho en Comayagüela.
Según las investigaciones de la Policía, ambos fueron raptados desde su residencia la noche del miércoles por sujetos encapuchados. Desde entonces eran buscados por sus familiares.
Los cuerpos presentaban signos de estrangulamiento con cables y torniquetes. Minutos más tarde se confirmó que se trataba de madre e hijo, raptados la noche del miércoles en la colonia Brisas de Olancho.
Salió a hacer un mandado y nunca regresó
'Ella había salido a comprarme un pollo y tortillas para alistarme la comida del siguiente día y ahí quedó el pollo que me había comprado', dijo acongojado Juan Carlos Hernández, esposo de Cruz Herrera.
Juan Carlos no pudo contener el llanto cuando un técnico de Medicina Forense le enseñó una fotografía de las víctimas y confirmó que se trataba de sus familiares. Ayer jueves acudió a la oficina médico legal en la capital y reconoció oficialmente los cadáveres de su esposa y su hijastro.
Entre lágrimas el dolido esposo contó que su mujer solamente se dedicaba a las labores del hogar y a cuidar a sus hijos: dos niñas de 17 y 11 años y un bebé de solamente 10 meses de nacidos.
El hombre aún no entiende por qué mataron a su compañera de hogar ya que no habían recibido amenazas aunque reveló que algunos vecinos le tenían envidia a ella.
'Si yo muriera un día, te encargás de los cipotes', le había dicho Glenys a Juan Carlos sin inmaginarse que días más tarde su petición se cumpliría.
