San Pedro Sula, Honduras
Diana no valía por su título de princesa, valía por su corazón. No era respetada y admirada por su tiara, su glamur y belleza. Era adorada en el mundo por su bondad. Diana nació en cuna noble, pero jamás vio diferencia entre ser rico o pobre.
Ese es el mejor legado y ejemplo que ha dejado, después de 20 años de su muerte, la princesa de corazones: Lady Diana. Este jueves 31 de agosto, el mundo recordará a la más bella, amada y noble miembro de una monarquía europea, en una fecha que llenó de luto al planeta.
Fue primera en todo. La primera celebridad del mundo que todas las revistas la tenían y querían en sus portadas. Fue la primera y verdadera influencer por su valioso ejemplo de solidaridad y por ser una de las mujeres auténticamente glamurosas y elegantes, no por el dinero, sino porque la clase y distinción habían nacido con ella.
Transformó la forma en que el mundo miraba con recelo a la familia real. Rompió esquemas, protocolos y dimensiones. Fue la más popular. En fin, de Lady Di se puede decir tanto porque ella lo era todo.
Donde iba, Lady di era sinónimo de bondad y amor.
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Su gran sueño
Aquella noche trágica de fin de agosto, la noticia era difícil de asimilar. Huyendo de los paparazzis, el auto en que se conducía tuvo un fatal accidente y con ella murió su entonces novio Dodi Al-Fayed, el chofer y, por suerte de la vida, se salvó su escolta.
Diana huía de los infernales fotógrafos que la acosaban hasta donde ya no. Una foto de ella, en lo que fuera, valía oro, y valdría mucho más si aún viviese. Ni su agonía fue respetada. Una foto valía más, pero en fin, lo único que buscaba Lady Di era amar y despertó toda clase de obsesiones entre los medios de comunicación, principalmente de Inglaterra.
Cuatro hombres marcaron su vida: el príncipe Carlos, su instructor James Hewitt, el cardiólogo Hasnat Khan y Dodi Al Fayed pero han habido publicaciones que se han atrevido a señalar a “supuestos” amantes, entre los que figuran el cantante Bryan Adams, John John Kennedy, un chófer y un guardaespaldas.
Diana siempre fue un corazón de nobleza.
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Comienza la pesadilla
Diana se casó enamoradísima e ilusionada con el príncipe Carlos, futuro rey de la corona británica. Había nacido, criada y educada para contraer matrimonio con el próximo monarca inglés, pero este tenía otro amor: Camila Parker-Bowles, una mujer que siempre fue sombra en ese matrimonio de cuentos de hadas.
Camila le robó todo, desde el amor de su esposo hasta los momentos más alegres o tristes. Estuvo invitada a la boda, pese al deseo de Diana de que no acudiera, y asistió al funeral sin pudor alguno.
Tras el distanciamiento, separación y posterior divorcio del siglo, la princesa comenzó a buscar el amor desesperadamente, por ello este tributo editorial póstumo ha sido bautizado como Diana, solo quería ser amada.
Varios libros y biografías han salido al mercado en Inglaterra y han revelado muchísimo de lo que el corazón de Lady Di contenía. Conoció al joven mayor del ejército James Hewitt, su instructor de equitación, en 1986, dos años antes de que naciera su segundo hijo, Harry, lo que llevó a muchos medios a especular si el pequeño príncipe sería verdaderamente hijo de su padre.
Al parecer, su relación no empezó hasta 1987 y terminó en 1992. Al final, como muchos otros, James Hewitt sacó partido a su relación, y después de retirarse, publicó un libro de sus memorias al respecto: J. Hewitt y Diana de Gales: nuestro amor prohibido. “Sí, le adoraba, estaba enamorada de él” confesaba una atribulada Diana en una entrevista a la TV londinense.
Otro de los hombres en la vida de la entonces joven fue el cardiólogo paquistaní Hasnat Khan, que residía en Londres.
Su relación inició en 1995, cuando la princesa ya se había separado de Carlos. Se conocieron durante las frecuentes visitas que Diana realizaba al hospital Royal Brompton para apoyar a los enfermos.
Ella pasaba mucho tiempo con el cardiólogo y él quedó fascinado por su sentido compasivo y su entrega a los demás.
Sin embargo él terminó rechazándola porque no soportaba su fama y la presión de los medios que conllevaba estar junto a la princesa. Los biógrafos reales han declarado que Khan fue el verdadero amor de Diana.
Un cuarto hombre aparecería tiempo después en su vida. Fue aquel con el que murió: Dodi Al-Fayed. El millonario egipcio era heredero del imperio Harrods, hijo del multimillonario Mohamed Al Fayed.
Se conocieron en 1986, durante un partido de polo en el que el equipo de Dodi se enfrentaba al del príncipe Carlos. En el verano de 1997, más de diez años después, Diana tenía 36 años y Dodi 42 se reencontraron. Ambos estaban divorciados y su fortuna era equivalente. La amistad había dado paso al amor, y aunque su relación fue efímera, nació y murió ese mismo verano y muchos en Londres han dicho de que al fin la “princesa triste” había encontrado el verdadero amor tras su separación de Carlos.
William y Harry, su herencia de amor al mundo
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Los abusivos
Varios de aquellos cercanos a Diana Frances Spencer se aprovecharon de su muerte para publicar libros sobre la vida, interioridades y amores de la princesa.
Algunos han defendido la integridad de mujer, de aquella que nació para amar al mundo, pero no para ser amada con respeto y comprensión.
Otros buscaron sacar partido y contaron detalles difíciles de creer de una Lady Di que jamás se mostró como la describieron en estos escritos. Diana fue una niña bella, criada en un hogar aristócrata para casarse con el futuro heredero de la corona británica. Nació para ser princesa, pero en ese camino de dolor, acoso, infidelidad y escándalos, enseñó al mundo que ella era más que una royal, era la reina de corazones del mundo. Transformó la realeza inglesa con amor. Podrán venir muchas nuevas princesas, pero jamás nadie como ella. Fue, es y será irrepetible.