29/04/2024
08:04 PM

Niños hondureños viven entre sus juegos y quimioterapias

Conozca los casos de tres pequeños enfermos de cáncer que luchan cada día para vivir

San Pedro Sula, Honduras.

A sus tres años Wilson Omar Paz aún no entiende que su tratamiento de quimioterapia le hizo perder el cabello. Por ello, le dice a su mamá que no se lo vuelva a cortar.

“Voy a volver a echar pelo, pero ese no me lo van a quitar”, dice el pequeño mientras juega con un carro en la sala de consulta externa de hematooncología en el hospital Mario Rivas.

Iris Escobar, madre del niño, sonríe ante la inocente inquietud de Wilson. “Él me dice, ‘usted me cortó el pelo’. No se cómo explicarle”.

Iris recuerda que cuando le dijeron que a su hijo le habían detectado un tumor en el riñón izquierdo ella entró en un estado de depresión. Eso fue en octubre pasado, dos meses después Wilson ha respondido a su tratamiento.

“Él orinaba sangre, estaba delgado y tenía inflamado el estómago y por eso lo traje. Ahora le están haciendo quimioterapias y estoy esperando que lo operen, pero ya se ve mejor”, relató la ama de casa.

Wilson e Iris viven en la aldea La Virtud de Morazán, Yoro. Debido al tratamiento del pequeño se trasladaron a la colonia López Arellano de Choloma. “Tengo que traerlo dos veces a la semana o cada ocho días, depende como esté”. A pesar de ser viuda y no tener empleo por dedicarse a cuidarlo, Iris se siente agradecida porque “Gracias a Dios el niño está respondiendo bien al tratamiento”.

Wilson Omar Paz está en tratamiento.

Wilson Omar Paz: “Voy a echar pelo y no me lo van a quitar”

A sus tres años Wilson Omar Paz aún no entiende que su tratamiento de quimioterapia le hizo perder el cabello. Por ello, le dice a su mamá que no se lo vuelva a cortar.

“Voy a volver a echar pelo, pero ese no me lo van a quitar”, dice el pequeño mientras juega con un carro en la sala de consulta externa de hematooncología en el hospital Mario Rivas.
Iris Escobar, madre del niño, sonríe ante la inocente inquietud de Wilson. “Él me dice, ‘usted me cortó el pelo’. No se cómo explicarle”.

Iris recuerda que cuando le dijeron que a su hijo le habían detectado un tumor en el riñón izquierdo ella entró en un estado de depresión. Eso fue en octubre pasado, dos meses después Wilson ha respondido a su tratamiento.
“Él orinaba sangre, estaba delgado y tenía inflamado el estómago y por eso lo traje. Ahora le están haciendo quimioterapias y estoy esperando que lo operen, pero ya se ve mejor”, relató la ama de casa.

Wilson e Iris viven en la aldea La Virtud de Morazán, Yoro. Debido al tratamiento del pequeño se trasladaron a la colonia López Arellano de Choloma. “Tengo que traerlo dos veces a la semana o cada ocho días, depende como esté”. A pesar de ser viuda y no tener empleo por dedicarse a cuidarlo, Iris se siente agradecida porque “Gracias a Dios el niño está respondiendo bien al tratamiento”.

Jorge Alberto Ayala sonríe y juega a pesar de su enfermedad.

Jorge Alberto Ayala: “Él ha reaccionado bien y resiste esto”

Le han hecho dos operaciones y ha sido sometido a quimioterapias también en dos ocasiones. Aún así, Jorge Alberto Ayala sonríe y juega.

Al niño de cinco años le detectaron en 2011 el tumor de Wilms y debido a su estado lo tuvieron que operar de emergencia.

El pequeño asiste a consulta todas las semanas con su tía Angie Patricia Ayala, quien se dedica a cuidarlo y lo lleva a su tratamiento.

“Lo han operado dos veces porque la mamá desafortunadamente abandonó el tratamiento por un año y el niño tuvo una recaída”, relató Angie.

Para octubre de 2013 Jorge Alberto presentó de nuevo el tumor y fue sometido a la segunda cirugía. “Ahorita está en quimio, de nuevo”. Ambos viajan semanalmente desde Gracias, Lempira. Ella tiene la guardia-custodia del pequeño.

“Él ha reaccionado bien, él resiste todo esto, es difícil porque tienen que ponerle medicamentos dos y hasta cuatro horas”, comentó Angie. Recuerda que estaba lavando el cabello de Jorge Alberto cuando se empezó a caer en grandes cantidades. “Él solo me dijo ‘tía Angie, ese champú que usted me echó no sirve porque se me está cayendo el pelo’”. La alegría de Jorge Alberto es que ya le empieza a salir de nuevo su pelo.

La pequeña Emely Xiomara Marcias lucha por sobrevivir.

Emely Xiomara Marcias: “Ella lo motiva a uno, es una niña fuerte”

“Al principio uno se pone mal, pero gracias a Dios y a los medicamentos se aprende a llevar esto. Ella es una niña estable y lo va superando”, comentó Evelyn Xiomara Martínez mientras carga en sus brazos a la pequeña Emely Xiomara Marcias.

La leucemia no le ha impedido jugar y hasta darle ánimos a sus padres cuando los ve decaer. “Ella lo motiva a uno, es una niña fuerte”, expresó Evelyn.

Ella junto a su esposo Juan Marcias viajan de Sabá, Colón, y recorren una vez a la semana de cuatro a cinco horas en bus para que su hija reciba el tratamiento.

El padre de la pequeña trabaja en una agencias de repuesto, pero cuando su hija tiene cita la acompaña sin dudarlo.
“Estas citas son prioridad, en esto estamos involucrados todos. Tenemos un hijo de 18 años y con él nos turnamos para venir con ellas”, dijo el padre de familia.

Aunque Emely es una niña tan fuerte que sorprende a su familia, al momento de ponerle los medicamentos se desanima un poco y se queda dormida, pero luego se levanta y continúa jugando.

A sus tres años de edad, la pequeña lucha por vivir una vida normal, jugando, sonriendo, pero también sometida a su tratamiento cada semana.