26/04/2024
11:12 AM

Doña Lipa, precursora de la diversión nocturna en la ciudad

Por casi medio siglo fue la propietaria del popular bar La Parcela de Lipa, ubicado en el barrio Concepción, lugar por donde pasaron reconocidas figuras de la sociedad hondureña.

San Pedro Sula

Las canciones rancheras de Javier Solís, Juan Gabriel, Los Bukis, Pedro Infante, Jorge Negrete y otros trovadores del despecho y el amor ya no sonarán más en la rocola del bar más famoso y legendario de la Capital Industrial: La Parcela de Lipa.

La madrugada de este viernes falleció a sus 81 años Felipa Reyes, conocida simplemente como Lipa, reconocida dama que por casi medio siglo abrió las puertas de su centro nocturno, ubicado en la 2 calle, entre la 4 y 5 avenida, del barrio Concepción de la ciudad, a miles de hondureños, quienes eran recibidos con el carisma y familiaridad que siempre distinguió a la popular empresaria.

Si bien una solitaria roca pintada de azul es lo que queda como vestigio de lo que una vez fue el antro sampedrano más famoso de la línea férrea para abajo, muchas personas que llegaron al lugar a disfrutar de un momento de diversión todavía tienen plasmado en su memoria los tapirulazos con sopita de cardán que eran servidos personalmente por Lipa para “desgomar” a sus queridos clientes.

" Fue una mujer que siempre nos inculcó el trabajo y las ganas de luchar por la familia. "

Fernando Ruiz, fiel amigo de doña Lipa hasta sus últimos días, recordó con alegría las múltiples anécdotas y vivencias que ocurrían en aquel famoso bar, el cual era visitado por abogados, políticos, cantantes, periodistas e incluso por figuras internacionales. “Era increíble cómo la historia que fue formando ella haga que toda una sociedad sampedrana, desde los más ricos a los más pobres, llegaban y eran atendidos de una manera muy especial. Todo el tiempo fue amable y siempre trató de darles lo mejor a las personas”, recordó Ruiz.

Años de vida

Doña Lipa nació en Nueva Arcadia, Copán, pero en sus primeros años de vida, debido a las dificultades económicas que enfrentaba su familia, emigraron junto con sus padres a los campos bananeros, donde vivió parte de su niñez y adolescencia. Pese a no contar con una educación formal, Lipa siempre mostró una gran habilidad para los números y hasta entendía aspectos de publicidad de forma empírica, así lo relató Jorge Betancourt, el primero de sus nietos.

“Recuerdo que yo era quien le ayudaba a hacer rótulos para el negocio y siempre me pedía que me equivocara en alguna palabra, esto era para generar críticas entre las personas y que estos llamaran la atención para llegar al negocio”, expresó Jorge entre risas tímidas.

La vida de Lipa también estuvo marcada por duros momentos, como la muerte de dos de sus tres hijos y las quemaduras que sufrió en gran parte de su cuerpo; sin embargo, esto nunca la desanimó para mantenerse fuerte y constante.

<b>Fotografía de doña Lipa y su hijo Jorge mientras disfrutaban de un baile.</b>