27/04/2024
12:50 AM

En emergencia para niños no hay ni ampicilina ni suero

 Personal que labora en el hospital Mario Rivas revela la realidad en pediatría.

La única alternativa de Rubentina Carabantes era llevar su hija a la emergencia pediátrica del Mario Rivas. Así lo hizo, sin saber que en el lugar donde debían curarla contraería una bacteria.

LA PRENSA compartió una noche en la sala de pediatría, donde los niños que deben estar en cuidados intensivos se debaten entre la vida y la muerte por la falta de espacio.

La niña de 10 años ingresó con meningitis, pero adquirió una neumonía nosocomial que la tiene luchando por su vida.

“Nos da pesar que la bacteria que le puede causar la muerte ha sido adquirida en el hospital”, afirmó un médico.

La pequeña está interna en la primera cama, a escasos metros de la puerta de entrada y salida y sin ningún tipo de protección que la aísle. Ella y otros siete niños en estado grave deberían estar en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos (UCIP), pero no hay cupo. Ahí solo hay cama para tres niños.

Casos como este son comunes. Los niños ingresan con una enfermedad y adquieren otras debido al hacinamiento en la emergencia donde en un espacio para 30 se atienden hasta 90. Lo más crítico es que contraen virus y bacterias intrahospitalarias y no hay medicina para tratarlos.

En el caso de la niña, “necesita Meropenen, es un antibiótico que no tenemos y sus familiares tampoco pueden comprarlo.

El frasco cuesta 700 lempiras, ella necesita cuatro diarios. La meningitis se controló y puede salvarse solo si se consigue este medicamento”.

En la siguiente cama dos recién nacidos se debaten entre la vida y la muerte.

El primero ingresó referido del hospital Leonardo Martínez por asfixia, sufrió un daño neurológico. Sus papás han estado comprando los fármacos.

“No hay medicinas desde la primera línea de antibióticos para recién nacidos. No tenemos ni ampicilina”. Al segundo lo remitieron del hospital de Yoro por shock séptico.

El Rivas recibe niños de 15 hospitales de 10 departamentos. Él necesita Imipenen y no hay en el hospital. También requiere de Hidrocortisona y tampoco hay.

“Es un medicamento que solo vale como 100 lempiras y la mamá no tiene para comprárselo. No le podemos poner medicamentos. Es terrible caer en manos de este sistema”.

El pequeño de 20 días de nacido necesita estar conectado en un ventilador mecánico, pero no hay disponibles y le suministran el oxígeno de forma manual.

En la cama tres un niño con síndrome de Down y con una hemorragia intracraneal tiene su tratamiento gracias a la donación que hizo un pediatra.

La misma suerte tiene el pequeño de la cama cuatro que fue remitido con meningitis del hospital de Occidente.

“Tiene el medicamento porque el doctor lo donó de las muestras que le dan, pero ya se está terminando. La mamá compra la solución salina porque no hay”. Ese tipo de suero es el mismo que se maneja en casos de dengue, para hidratar a los menores.

En la cama cinco otro menor con asfixia y sepsis neonatal temprana tiene el medicamento porque le fue donado.

“Era para la niña de la cama uno, pero un frasco no ayuda en nada por eso se lo dimos al bebé que le cubre 5 días”.

El personal que labora en la sala de emergencia de pediatría ya no sabe qué puertas tocar.

Hasta en sus cuentas de Facebook colocan los casos de los niños que urgen de medicinas para poder salvar sus vidas.