Bajo un árbol de uva de mar está el sepulcro que guarda los restos del expresidente de Honduras Miguel Paz Baraona. Allí, en una placa que ya empieza a decolorarse, se lee: Nació el 4 de septiembre de 1863 y murió el 11 de noviembre de 1937.
Este es uno de los mausoleos con más historia en el cementerio general “San Pedro Apóstol” de la ciudad. Según el panteonero Juan Gregorio Márquez, el expresidente donó el predio para construir el camposanto ubicado entre las 4 y 5 avenidas del barrio Lempira en el sector noroeste.
El lugar está saturado de monumentos funerarios pertenecientes a distintas épocas, lo que valió para que el historiador Eliseo Fajardo Madrid hiciera una investigación y la presentara en el XI Encuentro Iberoamericano de Valoración y Gestión de Cementerios Patrimoniales.
Ese esfuerzo dio frutos porque luego Aldo Zelaya, representante regional norte del Ihah (Instituto Hondureño de Antropología e Historia), envió una carta a la comisionada
municipal de cultura Hileana Mandujano para que presentara ante el pleno corporativo la moción de declaratoria de cementerio patrimonial al cementerio general.
Patrimonio
El interés del Instituto, según la carta, es responder a los retos de preservación y conservación de acuerdo con el decreto 220-97, Ley para la Protección del Patrimonio Cultural de la Nación y a la carta de intención firmada por el gerente de Antropología y la Corporación Municipal el 4 de junio de 2010.
En la carta dice que corresponde a la Municipalidad la custodia y mantenimiento del mismo. El panteón tiene cinco accesos,
siendo el principal la entrada norte, adonde termina la avenida Los Leones o prolongación de la 5 avenida, 11 calle.
El historiador Eliseo Fajardo explicó que el jardín memorial
comprende siete manzanas y media de terreno y sobre esa área se puede considerar la existencia de tres cementerios en una sola unidad.
El cementerio chino tiene una área de 29 metros y el judío 21.40. Además se localiza una tumba que data del 17 de diciembre de 1876 , pero de manera oficial surgió el 23 de enero de 1887, cuando fue establecido por resolución corporativa para legitimar la existencia del panteón. Según Fajardo, en 1960 la ciudad sufrió un acelerado crecimiento desordenado, el cual se puede reflejar en el interior del cementerio.
Ejemplo son las construcciones verticales sin ningún diseño que marcan la diferencia y enriquecen el patrimonio arquitectónico; esto contrasta con la arquitectura y el diseño de antiguas tumbas que se están deteriorando.
Los historiadores y arqueólogos consideraron que el lugar estaba en riesgo, por ello era urgente pedir la declaratoria patrimonial que se aprobó ,ya que permitirá preservar la belleza artística y estimular los módulos didácticos desde la percepción de un museo de cielo abierto.
La regidora Hileana Mandujano explicó que con la declaratoria
de Cementerio Patrimonial de San Pedro Sula se concebirá este como un museo de cielos abiertos, puerta de valor arquitectónico, artístico y patrimonial para el goce de la ciudad con el objetivo de preservar la historia. En las ciudades de Buenos Aires, Argentina; La Habana, Cuba, y en México D.F, hay cementerios patrimoniales.
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